Robert Marrast (1928-2015).

 

Mi primer recuerdo de Robert Marrast, es el de un impetuoso y joven catedrático de español, más bien rechoncho, con espesos lentes y bigote y marcado acento meridional, destinado al Lycée de garçons de Rennes en 1955, a quien le pareció improbable que un pequeño bretón (13 años) pudiera, “cuando fuera mayor”, aspirar a ser, como él, profesor de español. Y es que en Francia, en aquel entonces, la enseñanza de la lengua española —lengua “meridional” en las denominaciones oficiales—era aún casi una exclusividad de profesores formados en las universidades de Tolosa, Burdeos o Montpellier, y Marrast nació en Tolosa, vivió de niño en Perpinán e hizo la carrera de español en Burdeos. Muchos años después, en su discurso de recepción como Doctor Honoris Causa por la universidad de Alicante (https://web.ua.es/es/protocolo/documentos/eventos/honoris/marrast-robert-2002/discurso-de-robert-marrast.pdf), aún se acordaba de que sus “alumnos bretones eran muy simpáticos, pero para la mayoría de ellos España era un país tan lejano y tan exótico como Australia”. Yo no cejé en el empeño y, unos años después, cuando a Marrast, tras unos años como assistant en la Sorbona (a partir de 1957), le tocó, en 1965, volver a Rennes, ya como encargado de una cátedra de español en la Faculté des Lettres et Sciences Humaines, se acordó de su antiguo alumno, contratándole como assistant de español y portugués. Pocos años se quedó Marrast en Bretaña ya que, en 1967, volvió a la Sorbona, optando, después de 1968, por la universidad Paris III-Sorbonne Nouvelle. Pero le dio tiempo, para adquirir para la muy poco dotada biblioteca universitaria unos preciosos libros del Romanticismo español y, con el catedrático de portugués especialista de Machado de Assis,  Jean-Michel Massa, iniciar una colección de publicaciones científicas sobre el campo ibérico e iberoamericano cuyo  segundo volumen se dedicó, en 1966, a Articles et discours oubliés. La bibliothèque d’Espronceda d’après un document inédit; un pequeño jalón en sus investigaciones estrictamente académicas sobre Espronceda, descubierto gracias a Aristide Rumeau, durante sus años de formación en Burdeos, al que dedicó una primera tesis en 1969 (Poésies lyriques et fragments épiques, luego publicada por Castalia, en 1970), y, en 1972, una tesis de estado sobre José de Espronceda en son temps : littérature, société, politique au temps du romantisme, publicada en 1974 y traducida al español en 1989. El resultado de unos quince años de estudiosas vacaciones en España durante las cuales reunió una importante documentación que le permitió rebatir muchos asertos “de críticos mal informados o malintencionados”, dixit Marrast. En 1978, publicó una edición crítica de El estudiante de Salamanca en Clásicos Castalia. Una prolongación de estas intensas y continuas búsquedas en la prensa y los archivos fueron, además de unas orientaciones para las investigaciones sobre libro y lectura en España (en el IV Coloquio de Pau de 1973), unos artículos sobre los impresos castellanos y catalanes en Francia (en 1981, 1986 y 1989) y también la edición, en 1963, de una serie de trabajos del tataranieto de Espronceda, Manuel Núnez de Arenas (1888-1951), sobre L’Espagne, des lumières au Romantisme. En el Bulletin Hispanique le tocó reseñar algunas obras sobre el Romanticismo.

Pero mayor empresa aún y más constante si cabe fue lo derivado de su precoz y duradero interés por el teatro del primer siglo XX. En la larga lista de los autores dramáticos traducidos, el primero en salir fue Valle-Inclán: en 1955, con la traducción de Los cuernos de don Friolera, representado por primera vez en Burdeos, en el Théâtre Trianon por la  Compagnie Dramatique Universitaire el 28 de febrero de 1955 (Les cornes de don Sapristi, Paris Théâtre Populaire, n° 13) y hace poco nuevamente traducido (Les cornes de don Faribole), con todos los esperpentos, por Serge Salaün (Grenoble, ELLUG, 2015). Luego tradujo El embrujado (L’ensorcelé, Théâtre Populaire, 1960, n° 38, p. 49-88, Paris, L’Arche, 1960), una traducción recogida, en 1965, en el volumen dedicado por Gallimard, a varias obras dramáticas de Valle-Inclán (El Marqués de Bradomín, Luces de Bohemia, Retablo de la avaricia, lujuria y muerte, etc.) Recuerdo haber presenciado en el Théâtre de l’Odéon una representación de Divinas palabras traducida y adaptada por Robert Marrast: Divines paroles, mise en scène de Roger Blin ; comédie en 3 journées de Ramon del Valle-Inclan ; adaptation de l'espagnol en français par Robert Marrast ; décors et costumes de André Acquart ; spectacle interprété par la Compagnie Renaud-Barrault, Paris, Odéon-Théâtre de l'Europe (Renaud-Barrault), estrenada el 20 de marzo de 1963, treinta años después de que en el Théâtre des Mathurins se representara por primera vez en París en traducción de 1927, de Maurice Edgard Coindreau. En 1971, con Pierre Darmangeat, publicó Marrast, en la editorial Gallimard, unas traducciones de Tablado de marionetas, Farsa italiana de la enamorada del rey, Farsa infantil de la cabeza del dragón y Farsa y licencia de la reina castiza (con el ingenioso título en francés de Farce licencieuse de la reine Olé Olé).

         Muy precoz también fue su interés por el teatro de Cervantes (cf. su estudio sobre Miguel de Cervantes dramaturge (Paris, L’Arche, 1957), su traducción (con André Reybaz, en 1957) y su edición (en 1961) del Cerco de Numancia, sus traducciones de El rufián dichoso (Le rufian bienheureux,  1963), de los Entremeses ( Intermèdes, 1961) o de El Alcalde de Zalamea (1959) y Don Gil de las calzas verdes (1961). En 1963 publicó un Théâtre choisi de Cervantes (Paris Klincksieck, 1963) y, casi veinte años después, la prestigiosa biblioteca de la Pleïade le encargó la dirección de su Théâtre espagnol du XVIe siècle (1983) y de su Théâtre espagnol du XVIIe siècle (1984).

De aquel intenso compromiso con el teatro español, da fe, además, su papel de director que se puede apreciar a través de los recuerdos de estudiantes-actores (fue director del Teatro español de la Sorbona) y de una intervención grabada con motivo de la presentación, en 1960, de Noche helada de Joaquín Arderíus (cf. devuelvemelavoz.ua.es/).

De su clásico estudio sobre El teatre durant la guerra civil española Barcelona. Assaig d’història i documents (Publicacions del Institut del Teatre/Edicións 62, 1978, 321 págs.) también se puede escuchar un como anticipo en la larga conversación que mantuvo el 22 de enero de 1970 con Rose Marie Moudoues en la cadena radiofónica France Culture en la que destacaba el protagonismo de Alejandro Casona con su Teatro del pueblo, al lado de la más conocida Barraca (cf. https://www.franceculture.fr/emissions/les-nuits-de-france-culture/prestige-du-theatre-le-theatre-en-espagne-pendant-la-guerre).

En 1989, por invitación de sus colegas en la Sorbonne-Nouvelle, Carlos Serrano y Serge Salaün, en Autour de la Guerre d’Espagne (Presses de la Sorbonne Nouvelle, 1989), a propósito de las actividades culturales durante la Guerra Civil, apuntó toda una serie de investigaciones a emprender o a continuar, fruto de unas investigaciones en el Archivo de la Guerra Civil de Salamanca y en el Archivo Histórico Militar.

El segundo autor cronológicamente pero el que más interés y publicaciones le mereció a Marrast fue Rafael Alberti. Ya en 1955 y 1957, en el Bulletin Hispanique publicara un “Essai de bibliographie” (la reunida para su memoria de licenciatura sobre el teatro de Alberti, leída en 1952 y publicada en 1967 como Aspects du théâtre de Rafael Alberti por la Société d'Edition d'Enseignement Supérieur en 1967), y hasta casi finales del siglo no paró: dio a conocer su teatro al público francófono: El trébol florido (Le trèfle fleuri, traducido con Pierre Belem, en 1956, y estrenado en 1964), El Adefesio (Le repoussoir: fable de l’amour et des vieilles (1957), estrenado en Arras en 1956); publicó  varios estudios sobre dicho teatro ( Esthétique théâtrale de Rafael Alberti (1956) ; « El hombre deshabitado devant la critique : textes recueillis et présentés par R. Marrast (1968).  También rescató muchos escritos inéditos u olvidados de Alberti como « Rafael Alberti : proses retrouvées (1931-1932) » (1968), Prosas encontradas (1924-1942) (Ayuso, 1970), “Rafael Alberti en México” (1984), « Le deuxième voyage de RA en URSS : nouvelles proses retrouvées » (1986), “Sept nouveaux textes tirés de l’oubli “ (Hommage à R. Jammes, 1994).

De su ya amigo Alberti, editó Lope de Vega y la poesía contemporánea seguida de « La pájara pinta », una obra que Rafael Alberti, daba por perdida pero de la que Gonzalo Menéndez Pidal conservaba una copia mecanografiada entregada a Marrast (Bordeaux, Institut d’Etudes Hispaniques, 1964) y también Marinero en tierra, La amante y El alba del alhelí (1972).

Fue el traductor de Sermones y moradas (Sermons et demeures suivie de Elégie civique et J’étais un imbécile et ce que j’ai vu a fait de moi deux imbéciles, Tunis, SNED, 1962), del poemario De un momento a otro (1959) y de La arboleda perdida (La futaie perdue, Paris, Belfond, 1984 y 1991).

El interés de Marrast por la poesía y los poetas del primer siglo XX y su incansable afán por buscar y hallar en la prensa escritos inéditos u olvidados, para rescatarlos,  también le permitió sacar a luz una gran cantidad de inéditos de Antonio Machado (Prosas y poesías olvidadas, en 1964), de Miguel Hernández (Poesía y prosa de guerra, Madrid, Ayuso, 1977, en colaboración con Juan Cano Ballesta) o de Federico García Lorca del que publicó en Les Lettres Françaises (n° 1003 de 14-20 de noviembre de 1963) una traducción de la última entrevista que Antonio Otero Seco, luego exiliado en Rennes y colega de Marrast— le hiciera a Federico García Lorca, publicada en el n° 1321 de Mundo Gráfico de 24-2-1937 y reeditada en sus Écrits sur Garcia Lorca… (Rennes, La Part Commune, 2013, pp. 57-81). También participó Marrast en la edición de las obras completas de Lorca en la biblioteca de la Pléiade (1981).

Marrast fue lo se llama un pionero y es de esperar que toda la importante documentación por él acopiada sobre la generación del 27 —su archivo y su biblioteca—haya efectivamente ido a parar en la Fundación Rafael Alberti, en El Puerto de Santa María.

         Robert Marrast, además de ser para tantos estudiantes un maestro de comunicativo entusiasmo —algo destacado en el retrato que le dedicó Marie-Claire Zimmermann (ieh.hypotheses.org/854)— fue, a todas luces, un comprometido y muy eficaz intermediario entre las culturas de España e Hispanoamérica y Francia, a raíz de las relaciones más o menos estrechas y continuas que al filo de los años estableció y mantuvo con escritores, artistas ensayistas, poetas, críticos y universitarios españoles. Su discurso de 2002 recoge muchos recuerdos al respecto.

Con François Lopez editó una antología de la Poésie ibérique de combat (Oswald, 1966); fue el primer traductor al francés de Fortunata y Jacinta en 1976 (en 1953, ya había traducido Doña Perfecta); dio a conocer al público francófono varias obras de Juan et Luis Goytisolo, Pío Baroja, Carlos Fuentes, Octavio Paz, Max Aub, Cabrera Infante, Cernuda o Pere Gimferrer. En sus últimos años de actividad, en la universidad de Bordeaux- Michel de Montaigne de la que, a partir de 1984 hasta su jubilación, fue catedrático, se dedicó fundamentalmente a la traducción de obras sobre artistas españoles por encargo de la editora barcelonesa de libros de arte La Polígrafa de la que era el traductor francés titular desde 1972.

         Al maestro de tantos hispanistas, tenaz investigador y apasionado intermediario cultural, le dedica Moenia este recuerdo.

 

                                                     Jean-François Botrel

                                                     Université Rennes 2-Haute Bretagne

(botrel.j-f@orange.fr)