Mi primer recuerdo de Robert Marrast, es el de un impetuoso y joven catedrático de español, más bien rechoncho, con espesos lentes y bigote y marcado acento meridional, destinado al Lycée de garçons de Rennes en 1955, a quien le pareció improbable que un pequeño bretón (13 años) pudiera, “cuando fuera mayor”, aspirar a ser, como él, profesor de español. Y es que en Francia, en aquel entonces, la enseñanza de la lengua española —lengua “meridional” en las denominaciones oficiales—era aún casi una exclusividad de profesores formados en las universidades de Tolosa, Burdeos o Montpellier, y Marrast nació en Tolosa, vivió de niño en Perpinán e hizo la carrera de español en Burdeos. Muchos años después, en su discurso de recepción como Doctor Honoris Causa por la universidad de Alicante (https://web.ua.es/es/protocolo/documentos/eventos/honoris/marrast-robert-2002/discurso-de-robert-marrast.pdf), aún se acordaba de que sus “alumnos bretones eran muy simpáticos, pero para la mayoría de ellos España era un país tan lejano y tan exótico como Australia”. Yo no cejé en el empeño y, unos años después, cuando a Marrast, tras unos años como assistant en la Sorbona (a partir de 1957), le tocó, en 1965, volver a Rennes, ya como encargado de una cátedra de español en la Faculté des Lettres et Sciences Humaines, se acordó de su antiguo alumno, contratándole como assistant de español y portugués. Pocos años se quedó Marrast en Bretaña ya que, en 1967, volvió a la Sorbona, optando, después de 1968, por la universidad Paris III-Sorbonne Nouvelle. Pero le dio tiempo, para adquirir para la muy poco dotada biblioteca universitaria unos preciosos libros del Romanticismo español y, con el catedrático de portugués especialista de Machado de Assis, Jean-Michel Massa, iniciar una colección de publicaciones científicas sobre el campo ibérico e iberoamericano cuyo segundo volumen se dedicó, en 1966, a Articles et discours oubliés. La bibliothèque d’Espronceda d’après un document inédit; un pequeño jalón en sus investigaciones estrictamente académicas sobre Espronceda, descubierto gracias a Aristide Rumeau, durante sus años de formación en Burdeos, al que dedicó una primera tesis en 1969 (Poésies lyriques et fragments épiques, luego publicada por Castalia, en 1970), y, en 1972, una tesis de estado sobre José de Espronceda en son temps : littérature, société, politique au temps du romantisme, publicada en 1974 y traducida al español en 1989. El resultado de unos quince años de estudiosas vacaciones en España durante las cuales reunió una importante documentación que le permitió rebatir muchos asertos “de críticos mal informados o malintencionados”, dixit Marrast. En 1978, publicó una edición crítica de El estudiante de Salamanca en Clásicos Castalia. Una prolongación de estas intensas y continuas búsquedas en la prensa y los archivos fueron, además de unas orientaciones para las investigaciones sobre libro y lectura en España (en el IV Coloquio de Pau de 1973), unos artículos sobre los impresos castellanos y catalanes en Francia (en 1981, 1986 y 1989) y también la edición, en 1963, de una serie de trabajos del tataranieto de Espronceda, Manuel Núnez de Arenas (1888-1951), sobre L’Espagne, des lumières au Romantisme. En el Bulletin Hispanique le tocó reseñar algunas obras sobre el Romanticismo.
Pero mayor empresa aún y más constante si cabe fue lo derivado de su precoz y duradero interés por el teatro del primer siglo XX. En la larga lista de los autores dramáticos traducidos, el primero en salir fue Valle-Inclán: en 1955, con la traducción de Los cuernos de don Friolera, representado por primera vez en Burdeos, en el Théâtre Trianon por la Compagnie Dramatique Universitaire el 28 de febrero de 1955 (Les cornes de don Sapristi, Paris Théâtre Populaire, n° 13) y hace poco nuevamente traducido (Les cornes de don Faribole), con todos los esperpentos, por Serge Salaün (Grenoble, ELLUG, 2015). Luego tradujo El embrujado (L’ensorcelé, Théâtre Populaire, 1960, n° 38, p. 49-88, Paris, L’Arche, 1960), una traducción recogida, en 1965, en el volumen dedicado por Gallimard, a varias obras dramáticas de Valle-Inclán (El Marqués de Bradomín, Luces de Bohemia, Retablo de la avaricia, lujuria y muerte, etc.) Recuerdo haber presenciado en el Théâtre de l’Odéon una representación de Divinas palabras traducida y adaptada por Robert Marrast: Divines paroles, mise en scène de Roger Blin ; comédie en 3 journées de Ramon del Valle-Inclan ; adaptation de l'espagnol en français par Robert Marrast ; décors et costumes de André Acquart ; spectacle interprété par la Compagnie Renaud-Barrault, Paris, Odéon-Théâtre de l'Europe (Renaud-Barrault), estrenada el 20 de marzo de 1963, treinta años después de que en el Théâtre des Mathurins se representara por primera vez en París en traducción de 1927, de Maurice Edgard Coindreau. En 1971, con Pierre Darmangeat, publicó Marrast, en la editorial Gallimard, unas traducciones de Tablado de marionetas, Farsa italiana de la enamorada del rey, Farsa infantil de la cabeza del dragón y Farsa y licencia de la reina castiza (con el ingenioso título en francés de Farce licencieuse de la reine Olé Olé).
Muy precoz también fue su interés por el teatro de Cervantes (cf. su estudio sobre Miguel de Cervantes dramaturge (Paris, L’Arche, 1957), su traducción (con André Reybaz, en 1957) y su edición (en 1961) del Cerco de Numancia, sus traducciones de El rufián dichoso (Le rufian bienheureux, 1963), de los Entremeses ( Intermèdes, 1961) o de El Alcalde de Zalamea (1959) y Don Gil de las calzas verdes (1961). En 1963 publicó un Théâtre choisi de Cervantes (Paris Klincksieck, 1963) y, casi veinte años después, la prestigiosa biblioteca de la Pleïade le encargó la dirección de su Théâtre espagnol du XVIe siècle (1983) y de su Théâtre espagnol du XVIIe siècle (1984).
De su clásico estudio sobre El teatre durant la guerra civil española Barcelona. Assaig d’història i documents (Publicacions del Institut del Teatre/Edicións 62, 1978, 321 págs.) también se puede escuchar un como anticipo en la larga conversación que mantuvo el 22 de enero de 1970 con Rose Marie Moudoues en la cadena radiofónica France Culture en la que destacaba el protagonismo de Alejandro Casona con su Teatro del pueblo, al lado de la más conocida Barraca (cf. https://www.franceculture.fr/emissions/les-nuits-de-france-culture/prestige-du-theatre-le-theatre-en-espagne-pendant-la-guerre).
Al maestro de tantos hispanistas, tenaz investigador y apasionado intermediario cultural, le dedica Moenia este recuerdo.