Jean-François Botrel, «La Asociación Internacional de Hispanistas (1986-2003)» en Memoria de la Asociación Internacional de Hispanistas (1962-2003 ), Boletín de la AIH, anejo/1, Soria, AIH / Fundación Duques de Soria, 2004, pp. 21-38.

 

 

 

 

Por grato encargo de Aurora Egido, presidenta de la Asociación Internacional de Hispanistas (en adelante: AIH), se procura en este artículo prolongar hasta 2004 la historia de la AIH que, en 1986, escribió uno de su fundadores, Frank Pierce, para el periodo 1962-1986 [1] . Respetando, pues, la arquitectura que le diera el gran hispanista británico a su «fiel reflejo de las actividades de la AIH» (Pierce, 1986, 1), pero sin pretender escribir, por ahora, la historia que a todas luces la AIH se merece, se intentará hacer una crónica razonada de los casi seis trienios que transcurrieron desde el IX Congreso de Berlín, utilizando la documentación hoy por hoy más asequible [2] , que es de desear se vaya completando [3] . Quince años caracterizados por el cultivo, en la continuidad, del espíritu que presidiera en la fundación de la AIH pero también por una progresiva evolución organizativa en pro de una mejor representatividad de todos los hispanismos dentro del hispanismo internacional y de una comunicación más continua e intensa entre los socios, y por la culminación del giro semántico y epistemológico iniciado en 1965 con una nueva definición del hispanista, dentro de una corriente de renovado interés por el hispanismo por parte de España, principalmente, de los que son pruebas los exitosos congresos de Barcelona (1989) y Madrid (1998) y el convenio firmado con la Fundación Duques de Soria, en 1993 [4] .

 

1. Socios, juntas y congresos, al filo de los trienios. Como en toda asociación, la legitimidad y riqueza de la Asociación Internacional de Hispanistas (en adelante: AIH), se la confieren sus socios o miembros cuya lista consta en los sucesivos  Directorios , al final de cada trienio. El análisis de cuatro de los cinco directorios publicados entre 1986 y 2001, permite observar que si bien el número de socios no ha crecido de manera espectacular (de 977 a 1.119 , con un clímax en 1998 de 1.320) [5] , se han producido unos interesantes movimientos internos. Si a los grandes equilibrios entre los países y continentes nos referimos, podemos observar que el número de países representados (algunos han desaparecido, otros han nacido) ha pasado de 41 a 49 países (54 en 1998) [6] . No por ello, deja de ser la AIH «poco representada por los países asiáticos, africanos y de la Europa del Este» (Carreño,  BAIH , 94/1,10) y, a pesar del notable incremento de los socios procedentes de México y Argentina, y también de Brasil, en los años 1992-1995, la AIH sigue insuficientemente representada en Iberoamérica [7] . Entre 1986 y 2001, el número y la proporción de socios europeos ha ido incrementándose, de 403 (41%) a 524 (47%) , superando ya después de 1994 [8] , en número y proporción, a los socios norteamericanos –de Estados Unidos y Canadá- que representaban el 47% del total en 1986 (457)y un 38% en 2001 (390). Esta evolución, se debe en gran parte a la creciente incorporación en la AIH de hispanistas españoles, que han pasado de ser 77 en 1986 ( 9, 5%) a 230 en 2001 ( 20, 5%) [9] , corriendo pareja con una evolución del propio concepto de hispanista. Los hispanistas oficialmente hispanófonos (súbditos de países donde el español es lengua oficial y/o ejerciendo en países no hispanófonos) representan ya más de una tercera parte de los socios [10] .

Durante el mismo periodo se ha producido una notoria feminización de la AIH, observable en la participación en su vida científica (las hispanistas lectoras de comunicaciones han pasado de ser un 38% en 1986, a un 61% en 2001 [11] ) y administrativa, como luego se verá.

En nombre de los miembros, han administrado la AIH e impulsado su actividad y evolución seis Juntas Directivas (en adelante: JD), sucesivamente presididas por Elías L. Rivers (1986-1989) [12] , Margit Frenk (1989-1992) [13] , Alan D. Deyermond (1992-1995) [14] , Augustin Redondo (1995-1998) [15] y Lía Schwartz (1998-2001) , hoy presidentes y presidentas de honor [16] , y, a partir de 2001, por Aurora Egido [17] .

De la intensa actividad de las Juntas Directivas, dan cuenta, además de las tres (excepcionalmente cuatro) reglamentarias circulares a los socios [18] , los sustanciosos memorandums del presidente como los de M. Frenk que se citarán, pero sobre todo las numerosas y nutridas y sabrosas circulares (14 durante el trienio 1989-1992, 12 entre 1992 y 1995, por ejemplo, siempre numeradas ordinalmente) de las sucesivas secretarias generales (Elsa Dehennin y Lía Schwartz [19] ), sustituidas, a partir de 1998, por un secretario, Carlos Alvar, ayudado por Jairo García, a una Junta Directiva dispersa en el ancho mundo del hispanismo, entre Buenos Aires y México, California o Canadá e India o Rusia, pasando por Europa [20] . Sin tener en cuenta las innumerables notas y cartas–no todas archivadas, por ahora-, las llamadas telefónicas y, a partir de 1998-99, los socorridos «emilios», de los que convendría conservar copias, que todos dan lugar a una más o menos intensa comunicación entre los miembros de la JD, con los socios y, por supuesto, con las sucesivas Comisiones Locales de Organización (CLO), para la organización conjunta del congreso trienal.

A la activa e inteligente gestión de sus sucesivos tesoreros debe la AIH [21] , además de la engorrosa pero eficaz y agilizada recaudación de las cuotas trienales de sus socios [22] , que son casi la única fuente de ingresos de la AIH [23] , una sana situación financiera, a pesar de las repercusiones de la fluctuación del dólar con respecto al Deutsch Mark o la peseta y luego de las respectivas cotizaciones del euro y del dólar [24] . Sus cuentas, refrendadas por los dos interventores estatutarios, siempre fueron aprobadas, por unanimidad, por la asamblea general competente.

Los congresos no han perdido, por supuesto, su carácter de «acontecimiento máximo en el marco de las actividades de la Asociación» (Pierce, 1986, 4), y la AIH ha seguido cultivando su «vocación de gitana» que la «lanzó a un vagabundeo de país en país», como dijo M. Frenk ( Actas 92 , I, 259), con la constante preocupación -eso sí- «por mantener cierto equilibrio entre el Viejo y el Nuevo Mundo» (Pierce, 1986, 5).

Después de Brown (EE-UU), decidió la AIH volver a Europa: por invitación del Ibero-Americanisches Institut de la Fundación del Patrimonio Cultural Prusiana y de la Frei Universität Berlín ,  el IX Congreso se celebró, entre el 18 y el 23 de agosto de 1986, en Berlín, en el 25° aniversario de la construcción del Muro, con la participación de 354 congresistas, 58 oyentes, 45 estudiantes y 20 niños.

En Berlín, se examinaron dos propuestas oficiales para la sede del siguiente congreso, una de Madrid y otra de la Universidad (central) de Barcelona, apoyada por una carta del alcalde de Barcelona, Pascual Maragall, y otra del rector Josep María Bricall. Después de una apasionada discusión acerca del posible uso del idioma catalán en un eventual congreso de Barcelona, tras las serenas precisiones suministradas por Antonio Vilanova, en nombre del Departamento de Filología Española, se optó por Barcelona y en la «cabeza de la nueva Cataluña autónoma y sede de una comunidad esencialmente plural, en la que conviven estrecha y solidariamente dos lenguas y dos culturas», dijo A. Vilanova ( Actas 89 , I, XXVI), con presencia de más de 400 hispanistas, se celebró, «a pesar de la desdeñosa inhibición de unos y la obstinada insolidaridad de otros « ( Actas 89 , I, XXV), entre el 21 y 26-VIII-1989, en el caluroso y húmedo verano mediterráneo, el X Congreso, bajo los auspicios de una Comisión de honor presidida por S. M. la Reina Doña Sofía, en una «España renovada y multinacional», como dijo el presidente Elías L. Rivers ( Actas 89 , I).

En la Asamblea General (en adelante: AG) de 26-VIII-1989, quedó aprobada la candidatura de la University of California Irvine (UCI), y, en el campus de Irvine, a 75 kms al sur de Los Angeles y 130 kms al norte de San Diego, entre el 24 y el 29 de agosto del año 1992, Quintocentenario del primer viaje de Colón a América -descubrimiento o encuentro-, se celebró el XI Congreso, de la AIH con, por parte de los 474 congresistas, un "interés especial tanto al periodo de la colonia iberoamericana como a las preguntas por las interrelaciones culturales entre España, Europa y el continente americano", destacado por Juan Villegas ( Actas 92 , I, 8-9) y una legítima tonalidad chicana.

Respetándose el acostumbrado ritmo de un congreso en América y dos en Europa, aceptó la AIH la invitación de la Universidad de Birmingham, en la patria del nuevo presidente A. Deyermond, y, en el mismo campus de Egabaston, con la presencia de más de 500 participantes (a pesar de las censurables cancelaciones de última hora), se celebró, entre el 21 y el 26 de agosto de 1995, el XII Congreso.

En Birmingham se aceptó la reiterada candidatura de Madrid –también existía una propuesta de San Petersburgo- y, a pesar de algunas inquietudes manifestadas acerca del clima veraniego de Madrid, entre el 6 y 11 de julio de 1998, se celebró el XIII Congreso, organizado por un consorcioen el que entraron el Instituto Cervantes, la Universidad de Alcalá, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Fundación Duques de Soria (FDS), la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), la Universidad Complutense, y la Universidad Autónoma de Madrid. En el campus de la Universidad Complutense, pero también en Soria –sede del Centro de enlace de la AIH desde 1994- y en Segovia a donde se desplazaron los 700 congresistas –posiblemente un récord- se selló la «reconciliación de los hispanistas»,  dixit la prensa,con gran «repercusión cultural y rotundo éxito» ( Actas 98 , I, XV).

 Para su XIV Congreso, después de Brown (1983) e Irvine (1992), la AIH optó por aceptar la invitación de Ph. D. Program in Hispanic and Luso-Brazilian Literatures de la City University of New York que ya había manifestado su interés en 1996 [25] , en «un espacio en el que se hablan muchas lenguas; ninguna tan extendida, sin embargo, como el español en el que se expresan unos dos millones de habitantes», como recordó la presidenta Lía Schwartz ( Actas 01 ) . Y en el corazón de la «Manzana» que unas semanas más tarde había de ser trágicamente afectada por el terrorismo, se celebró entre el 12 y el 21 de julio de 2001, el XIV Congreso con presencia de 527 participantes (tras 81 defecciones), procedentes de 41 países.

 Confirmado, a principios de mayo de 2000, el interés del Instituto Tecnológico de Monterrey por organizar el siguiente congreso, teniendo en cuenta las dificultades encontradas por Leipzig, se decidió en Nueva York volver a México, 36 años después del Tercer Congreso, con un programa –anunciado en un lujoso cartel costeado por la UNAM y ampliamente difundido- articulado en torno a «Las dos orillas» como hilo conductor, una serie de temas específicos como en Irvine y Nueva-York, y la presencia anunciada de la Real Academia Española, de la Academia Mexicana, y del Instituto Cervantes, entre otras instituciones mexicanas y españolas [26] .

 A pesar de las fluctuaciones en el número y origen de los participantes, debido al lugar de celebración o ... al tipo de cambio del dólar, al filo de los congresos se puede observar una creciente participación de congresistas europeos y también latinoamericanos [27] , y de  las hispanistas.

Gracias a la instauración de un sistema de becas o bolsas de viaje, propias [28] o conseguidas a través de instituciones privadas o públicas [29] , para «ayudar a la asistencia en congresos de la AIH de personas originarias de países cuya situación geográfica les crea dificultades insuperables para asistir de otra forma» [30] , consiguió la AIH mitigar, en alguna medida, los drásticos efectos de la «violencia de la carencia» como dijera E. de Zulueta, citada por M. Frenk en Irvine ( Actas 92 , I, 262), consolidando y enriqueciendo la dimensión internacional del hispanismo al permitir también la presencia de representantes de «hispanismos emergentes».

Importa recordar aquí el encomiable protagonismo de las sucesivas Comisiones de Organización Local  alias CLO a las que los miembros de la AIH deben el haber podido reunirse y celebrar sus congresos . Es de su competencia y responsabilidad recabar los recursos y medios necesarios, enviar las circulares preparatorias, elegir a un plenarista, construir las infinitas sesiones y encuentros y contactar a unos posibles presidentes para las mismas, concebir el siempre precario pero imprescindible programa que, lo mismo que las actas cuya publicación también incumben a la entidad organizadora , da cuenta  a posteriori de las fundamentales orientaciones del hispanismo internacional y es, para el ex-congresista, como una  madeleine  de Proust [31] .

 A la CLO le corresponde también hacer frente, en su caso, con las consecuencias organizativas y financieras de las cancelaciones de última hora [32] , y, por supuesto, a falta de un riguroso dispositivo de evaluación formal cuya instauración, en algún momento, se barajó [33] , con las críticas de toda laya -alguna recogida para la eternidad en las actas de la II Asamblea general [34] -, pero también recibir los elogios y los muy mayoritarios testimonios de agradecimiento colectivo o individual, que conste.

 Los nombres de sus altruistas presidentes, vice-presidentes, secretarios y miembros

suelen constar en las respectivas actas de cada congreso [35] , pero también cabe recordar a los numerosos y anónimos administrativos o ayudantes estudiantiles, muchos de ello/as futuro/as hispanistas...

 

2. El convenio con la Fundación Duques de Soria.

 Una iniciativa de mucha trascendencia para la AIH fue la firma, en 1993, del convenio con la Fundación Duques de Soria [36] (en adelante, FDS), que ha favorecido un salto cualitativo en el quehacer de la AIH [37] .

En dicho convenio de 30 de septiembre de 1993, la FDS se compromete a facilitar con carácter permanente un Centro de enlace en España, ubicado en Soria, que contará con un despacho de apoyo y un local especialmente acondicionado par centralizar la documentación administrativa de la AIH y las copias de los archivos de la Asociación, conservados en la Universidad de Oxford, y los servicios administrativos necesarios para atender el Centro de enlace (Estipulación primera). También facilita la FDS a la AIH puntos de apoyo en Madrid y en Salamanca con posibilidad por parte de la JD de la AIH de utilizar para su uso y para centralizar actividades informativas, la Delegación Permanente de la Fundación en Madrid y los locales a cuyo uso tiene acceso la Fundación, en Madrid y Salamanca, además de Soria(Estipulación segunda). La FDS también se compromete a colaborar con la AIH en la publicación de su boletín anual, asumiendo los costes de imprenta y su distribución entre los asociados de la AIH, siendo su diseño y contenido de la responsabilidad de la AIH (Estipulación Tercera). La FDS establece una línea de ayudas para lo participantes en los Congresos trienales de la AIH, en función de sus posibilidades presupuestarias y previa solicitud de la AIH (Estipulación cuarta).

 Por su parte la AIH se compromete a colaborar con la FDS en todas las actividades organizadas por la Fundación que tengan relación con el Hispanismo (Estipulación quinta) y a facilitar a sus asociados, de forma periódica, información sobre las actividades de la Fundación (Estipulación Sexta).

Será inaugurado el centro de enlace de la AIH, en el antiguo Convento de la Merced de Soria, el 6 de julio de 1994.

En merecida señal de reconocimiento por la «munificencia»y «magnífica generosidad» de la FDS, destacada por el presidente Deyermond ( Actas 95 , I, viii), serán proclamados miembros de honor de la AIH los duques de Soria.

 

3. Estatutos, reglamento y "doctrina electoral" de la AIH.

 Durante los tres lustros transcurridos, los Estatutos de la AIH han sufrido unas mínimas modificaciones encaminadas a mejorar la gestión de los intereses colectivos, a actualizar algunas formulaciones y a manifestar oficialmente la gratitud de la Asociación hacia sus bienhechores.

Así, por ejemplo, en la AG del 19 de agosto de 1986, se aprobó una enmienda al artículo 6, introduciendo la posibilidad por parte de la JD de nombrar, a petición del tesorero, un tesorero adjunto, lo cual permitió, en adelante, agilizar, de hecho, la recaudación de las cuotas, con un tesorero a ambos lados del Atlántico y una tesorería menos afectada por la fluctuación del valor de las distintas monedas. Como el subsecretario, el tesorero adjunto formaría parte de la JD, pero sin derecho a voto.

Luego, se procedió por parte de la JD a una revisión formal del texto de los Estatutos, sin ningún cambio de fondo (el «subsecretario» pasa a ser «secretario adjunto», por ejemplo). El texto corregido quedará aprobado en la AG de 22 de agosto de 1989, en Barcelona.

Sobre alguna formulación volverá a pronunciarse la Asociación en Irvine, tres años después, y en la nueva versión de los Estatutos, se puede comprobar que se han simplificado las modalidades de adhesión a la AIH, que se ha acabado con la distinción entre «catedráticos y profesores universitarios», en beneficio de esta última categoría y que se ha suprimido el sistema de renovación por mitad de los vocales en la JD: en adelante, quedan sometidos a la misma normativa que los demás cargos que –menos el presidente- pueden ser reelegidos una vez.

Por fin, tras la creación ex profeso para S.A.R. la Infanta Margarita de Borbón y don Carlos Zurita, duques de Soria, de la categoría de miembros de honor, atribuida por aclamación el 25 de agosto de1995, se propondrá, en 1998, incluir en el artículo 5 de los estatutos la posibilidad de elegir «a título excepcional, uno o más miembros de honor».

 Al margen de estas pocas evoluciones estatutarias, se ha desarrollado un intenso trabajo reglamentario principalmente orientado a perfeccionar la "doctrina electoral" de la AIH en pro de un funcionamiento democrático en las distintas elecciones, compatible con la necesidad de introducir una mayor justicia distributiva que garantice una mejor representavidad de las distintos hispanismos en una Asociación internacional.

Antes de 1986, «para garantizar la mayor transparencia posible y una distribución por áreas y regiones equitativa», la JD había elaborado un procedimiento electoral cuyo rasgo sobresaliente era el nombramiento de un Comité de selección de Candidatos (CSC) para proteger a las minorías y de evitar que saliese una JD «compuesta única o mayoritariamente de socios de un mismo país». Dicho procedimiento electoral , «apasionadamente discutido», según recuerda G. Siebenmann, secretario general durante el trienio 1983-1986 [38] , se aplicó por primera vez a las elecciones del Congreso en Berlín donde funcionó de manera satisfactoria, pero, después del congreso de Barcelona donde se produjo un episodio algo confuso durante la primera AG, vistos el Memorandum de Elias Rivers y unas «Aclaraciones y propuestas acerca del Procedimiento electoral"de G. Siebenmann (8-XII-1989), se irá refinando y precisando el Procedimiento electoral y el modo de funcionamiento del CSC.

 El 15-XII-1990, en su 8 a circular a la JD, E. Dehennin sintetizará lo que ha ser el CSC compuesto de 5 miembros : "una instancia independiente y neutra. Su tarea consiste en garantizar que las propuestas democráticamente expresadas por los socios sean compatibles con la justicia distributiva tan vital para una asociación pluridisciplinaria y plurinacional como la nuestra. No puede regirla una mayoría meramente cuantitativa. Las minorías tienen derecho a ser representadas. El CSC debe ser un factor de equilibrio y de sensatez" [39] .

Después de 1989, a base de intensos intercambios de pareceres entre los distintos y sucesivos miembros de las JD, se prescribirá la obligación de presencia en el congreso para ser candidato, no se permitirá poder ser candidato para más de un cargo, la JD ya no podrá intervenir en la composición de las listas de candidatos (puede decir sí o no). También después del congreso de Madrid y la lamentable no elección de representantes del hispanismo italiano en la JD, se recomendará a la CSC evite la presentación de varios candidatos de una misma nacionalidad para un mismo cargo.

 De un procedimiento electoral ya casi estabilizado desde diciembre de 1990, ofrece un recapitulativo una circular del verano de 1995 redactada por Lía Schwartz : se recogen en una papeleta las propuestas de tres candidatos, como máximo, para cada vacante en la JD por parte de los socios [40] ; un socio no puede ser propuesto para más de un cargo; sólo podrán ser tomadas en consideración las candidaturas que hayan sido propuestas por tres socios como mínimo. La JD comprueba la validez y recaba la aceptación de los propuestos (se pide una breve bibliografía); elabora una lista comunicada al CSC, la cual evalúa la lista, para establecer una primera lista de candidatos, que sea representativa de la Asociación, siendo «la justicia distributiva» el criterio decisivo tanto en cuanto a la nacionalidad como en cuanto a la disciplina de los candidatos; la JD aprueba o rechaza la propuesta del CSC. Tras la primera votación en la primera AG, se proclama, si cabe, una segunda lista electoral equilibrada donde habrá por lo menos dos candidatos para cada vacante para el segundo turno.

La votación que antes se hacía en la segunda AG (como en Berlín), se pasó luego a la primera, con la posibilidad de un segundo turno en la segunda y, después, para ahorrar el tiempo invertido en el escrutinio durante la segunda AG, antes de ésta, con urnas instaladas, bajo el control de la mesa electoral y no pocas consecuencias para sus abnegados miembros y presidentes [41] , permitiéndose, pues, la proclamación de los resultados al principio de la segunda AG. También, se acordó en la reunión de la JD en Munster (22-VI-1999), que las hojas de propuestas de candidatos (para la JD) que se enviaban con la Tercera circular se adjuntasen en la Segunda circular a todos los socios [42] .

A su ex-tesorero y vice-presidente José Amor y Vázquez, le debe la AIH, entre muchas cosas, la elaboración de un Proyecto de Reglamento para el buen desarrollo de sus asambleas, con el cual se pretende favorecer la participación y la democracia [43] . Será sometido a la JD el 29-IX-1993 y aprobado, tras alguna enmienda, en la primera AG de Birmingham (1995).

En cuanto a los viáticos atribuidos por la AIH para ayudar a la participación de algunos hipanistas en los congresos, después de que los repartieran los mismos organizadores como en Berlín, la AIH acordó por su JD (13-VII-1993) crear una comisión de 5 miembros (el presidente, el Secretario general y 3 miembros designados por la misma JD en su seno) que evalúe las peticiones de becas o bolsas de viaje (según criterios explicitados en la 10 a circular a la JD de diciembre de 1994) para administrar, de la manera más equitativa posible, los fondos que se hayan podido reunir para tales efectos [44] .

El examen de la composición de las sucesivas Juntas Directivas permite observar que con este siempre perfeccionable procedimiento electoral, que, solicita la participación de los socios en la designación de los candidatos y les deja, por supuesto, la última palabra a través de una votación democrática, casi siempre se han logrado unos equilibrios y, por ende, una mejor eficacia para una asociación representativa de muchos hispanismos y de infinitas especialidades y orientaciones científicas, característica fuerte, como se sabe, de una AIH cuya misión fundamental consiste en «fomentar los estudios hispánicos en todos los países» (Artículo 1° de sus Estatutos).

 

4. Entre conservadurismo e innovaciones : la vida académica de la AIH.

La AIH, en efecto, y más explícitamente sus congresos son, como recordaba en síntesis el presidente Franco Meregalli ( Actas 86 , XVII), lugares de encuentro y contacto, con total libertad de elección de los participantesy expresión de tendencias y dedicaciones muy diferentes», donde los socios «comparten entre sí los resultados de sus investigaciones» (Pierce, 1986, 11), para un «intercambio metodológico y científico entre especialistas de diferentes países escuelas y tendencias» interesados por «descubrir lo nuevo intelectualmente y personas portadoras de novedades y perfeccionarse», como dijo Antonio Vilanova ( Actas 89 , I, XXVI-XXVII).

 De estas características y expectativas, da cuenta la organización académica de los congresos, pero también las nuevas herramientas -muy especialmente el boletín informativo- de que ha venido dotándose la AIH.

En la arquitectura de los cinco congresos celebrados entre 1986 y 2001, se puede observar, al lado de un innegable «conservadurismo estructural», algunas innovaciones sintomáticas de la voluntad colectiva de acompañar las evoluciones del hispanismo y de las ciencias humanas y sociales, en general.

En estos congresos, como en los anteriores, se leyeron una cantidad impresionante de comunicaciones, siempre de libre inscripción (301 en Berlín, 351 en Barcelona, 360 en Birmingham, 568 en Madrid), organizadas en sus respectivas secciones, lo cual pudo plantear problemas a los editores de las Actas al tener, en algunos casos, que introducir criterios de selección.

Las denominaciones de las secciones en las que se enmarcan las comunicaciones de los socios (89 en Barcelona, 120 en Birmingham, por ejemplo) que suelen funcionar simultáneamente dentro de sesiones de mañana y tarde ,  dan cuenta de la amplitud temática y variedad metodológica característica (consustancial, por decirlo así) de la AIH. Las más suelen ser de corte tradicional o sea: organizadas por temas, periodos y autores, etc. Pero también pudieron ser una oportunidad para manifestar emblemática y científicamente la emergencia de nuevas preocupaciones o dedicaciones , como la literatura luso-brasileira , la literatura chicana, o a la literatura femenina, y dar personalidad científica a las tecnologías nuevas o antiguas, como internet o el cine.

El análisis de las comunicaciones publicadas en las respectivas Actas (que son siempre menos numerosas que las leídas) permite observar un relativo equilibrio y estabilidad del interés por épocas y áreas [45] : siguen destacándose numéricamente, pues, los estudios peninsulares, aunque el hispanismo europeo -tal vez para seguir las recomendaciones de M. Frenk ( Actas 92 , I, 261)- se haya vuelto un poco menos «peninsular», con un equilibrio global entre los dos grandes bloques (Medieval-Siglo de Oro y Moderna-Contemporánea), pero sigue vigente la recomendación de la AG de Madrid (9-VII-1998) sobre la necesidad de «atraer el interés de los socios sobre lingüística hispánica». Lo cierto, también, es que dentro de dichas categorías tradicionales y de la filología, manifiestan su vigencia o van tomando cuerpo para una mayor visibilidad las investigaciones desde la historia (cultural, sobre todo) y van afirmándose unas nuevas líneas de investigación más orientadas hacia la teoría de la literatura, la poética, la antropología, prestadas de otras disciplinas que la tradicional filología, ya que «el hispanismo se enriquece con la aplicación de nuevos métodos de análisis y de interpretación » ( Actas 89 , I, XXVI), y también de las antiguas y nuevas tecnologías(periódicos, películas, emisiones radiofónicas o televisivas, hasta internet). Si para las Actas de Madrid, todavía fueron mandados algunos textos escritos a máquina, ya a nadie extraña que se puedan hacer citas musicales o icónicas en una plenaria, con presencia de cantantes o Powerpoint.

Muchos congresistas, como A. Deyermond, seguirán echando de menos, no obstante, la falta de espacio para debate [46] , en un lugar privilegiado para la elaboración de lo que algunos llaman la «ciencia hablada».

Las conferencias plenarias [47] siguieron encomendándose a cualificados miembros de la comunidad científica especializados en cada uno de los períodos y materias de referencia, elegidos a partir de las propuestas de los miembros de la JD (menos una que se deja a la elección de la CLO) [48] . Ante la preocupante baja en la asistencia a las plenarias, se procedió, en 1992, a una como «desacralización», con incorporación de un periodo de preguntas y comentarios. Después de pensar en volver a la estructura tradicional, se mantuvo en los siguientes congresos.

En cuanto a los encuentros de investigadores (inaugurados en Toronto en 1977, tras la decisión tomada en Burdeos en 1974), donde se pretende presentar el estado actual de la investigacióny/o dar cuenta de las novedades habidas durante los tres años transcurridos, se han ido programando de manera semi-ritual o en función de la demanda de los mismos congresistas. De dichos encuentros a los que se procuró dar en Berlín una modélica organización –luego olvidada- para luchar contra una excesiva y dañina improvisación, no suelen quedar más huellas escritas que la lista de los encuentros programados (15 en Berlín, 17 en Barcelona, 9 en Irvine, 10 en Birmingham (con un primer encuentro sobre el hispanismo, por encargo de la JD), 15 en Madrid, 13 en Nueva York) y excepcionalmente en las Actas (como en las de Berlín e Irvine), pero de esos encuentros y debates interpersonales entre antiguos y nuevos especialistas siguen resultando provechosas conexiones y pistas para el hispanismo.

En cuanto a las innovaciones habidas, remiten fundamentalmente en la creación de unos nuevos espacios, al margen de los existentes.

En un memorándum a la JD de 10-II-1990, Margit Frenk, al par que manifestaba su preocupación (compartida por los demás presidentes) por «desarrollar plenamente las áreas que están previstas en los estatutos, pero que hasta ahora han estado marginadas, a saber las literaturas iberoamericanas, la lingüística los aspectos culturales relacionados con las lenguas y las literaturas peninsulares e iberoamericanas», proponía realizar ciertos cambios fomentando la investigación interdisciplinaria y, para ayudar a ello, «reorientar la estructuración de los futuros congresos», añadiendo en la estructura tradicional, con sus divisiones canónicas (por periodos, géneros, corrientes, autores muy estudiados, etc.), unas «sesiones transversales (transcronológicas, transgenéricas, transnacionales…)y también sesiones centradas en un determinado enfoque metodológico». También proponía dedicar cada una de las plenarias, cuyo número se aumentaría, a «un determinado enfoque metodológico» y «desolemnizarlas», introduciendo un espacio de debate tras cada una.

 En la 2 a circular a todos los socios de enero de 1991, se decidirá: «reorientar un poco la organización del congreso, para hacerla a la vez más eficaz y más actual». Las sesiones plenarias y las de ponencias tradicionales se completarán con sesiones «transversales» que tengan enfoques interdisciplinarios y metodológicos. Se adaptarán también los encuentros de investigadores para que tomen en cuenta las nuevas tendencias del pensamiento crítico».

En Irvine se programarán 12 sesiones transversales que, según observó la presidenta M. Frenk ( Actas 92 , I, 259), «dan cabida adecuada a procupaciones teóricas y a estudios interdisciplinarios muy de nuestro tiempo», con la idea de«franquear las barreras rígidas entre géneros y periodos cronológicos tradicionales y promover temas teóricos». Fueron las siguientes: «Discursos literarios del poder y la resistencia; Rito, folklore y literatura; Teatro, sociedad y público; Mujer y escritura en las literaturas hispánicas; Historia y ficción; El Nuevo Historicismo: Teoría y práctica; Visiones postfreudianas de la literatura; La crítica más allá del postestructuralismo; Revaluaciones de la teoría crítica marxista; Tradición y experimentación en el cine hispánico; Revaloración de las literaturas populares; Relaciones entre la literatura hispánica y la lusobrasileña». Aunque la AG de 27-VIII-1992 acordó que «las sesiones transversales e interdisciplinarias deberían mantenerse y ampliarse», no volvieron a funcionar de veras hasta el congreso de Nueva York con 12 sesiones multidisciplinarias, transversales y/o transatlánticas «que permitieran tratar ciertas cuestiones teóricas desde perspectivas verdaderamente interdisciplinarias» e impulsar el diálogo, cuya lista es la siguiente: «Urbes y letras: nuevos enfoques;  Latino/a literature y la literatura hispanoamericana; La memoria de los exilios en el siglo XX: historia y ficción; Escritura e imagen en el mundo hispánico (literatura/iconografía/emblemática/artes visuales); El paratexto en la tradición manuscrita y en el libro impreso; La formación de las elites letradas en el mundo hispánico en los siglos XVI a XIX; Testimonio, vida, memoria y las narraciones autobiográficas; En torno a la oralidad: transmisión, recepción y recreación de la literatura tradicional en Hispanoamérica y España; Género, sexualidad, etnicidad en las lenguas y literaturas del mundo hispánico; Literatura, lingüística e informática; Descubridores, viajeros y migrantes: identidades híbridas y procesos de globalización; Lenguas y literaturas en contacto en el mundo hispánico: la realidad lingüística de la península ibérica, el español y las lenguas indígenas de América, y/o su representación en textos literarios». En el congreso de Monterrey, está previsto proseguir en esta línea, con 16 «temas específicos»: «El español: lengua multinacional y multipolar; El español y las lenguas indígenas: su penetración mutua; El mundo indígena en las literaturas hispánicas; Literaturas virreinales; Movimientos literarios de la marginalidad; El papel de la traducción en los movimientos literarios; Nuevas tendencias y aplicaciones de la crítica textual; El canon y la Literatura comparada; Literatura y fronteras; Literatura y exilios(siglos XIX y XX); Literatura e identidad; Teoría literaria: Poética, Retórica y Métrica; Literatura y arte; texto e imagen; Literatura y cine de habla hispana; Recepción, transmisión y difusión de los textos literarios (siglos XV a XVII)».

Otra innovación fue la concretización de una idea que ya seducía a la AIH en 1992, o sea: la organización en Nueva York de unas mesas redondas sobre cuestiones epistemológicas y gremiales: una dedicada a «Los hispanismos nacionales y el hispanismo internacional» y otra a «El espacio de la literatura en el currículum universitario». En Monterrey, se programarán tres: «La lingüística hispánica actual y su aportación a los estudios literarios», «El planteamiento de las historias nacionales desde las dos orillas» y «El futuro del hispanismo».

 También se organizaron sesiones de conmemoraciones y homenajes que celebraran la memoria de ilustres autores y egregios hispanistas desaparecidos. El Congreso de Barcelona había ofrecido un ejemplo de lo que podía resultar de tal iniciativa con una Sesión solemne de homenaje a Antonio Machado en el 50° aniversario de su muerte (26-VIII-1989), y las dedicadas en Nueva York a Gracián o Clarín o a unos escritores recientemente desaparecidos (Octavio Paz y Rafael Alberti, Claudio Rodríguez y Elena Garro) no fueron menos oportunas.

 Si en ningún congreso faltó el emocionante y solemne recuerdo, por parte del presidente en funciones, de los socios muertos durante el trienio transcurrido, la organización de algunas sesiones de homenaje a ilustres hispanistas (Rafael Lapesa, Yakov Malkiel, Edward T. Riley, Colin Smith, Frank Pierce, Germán Orduna) permitió honrar su memoria con aportaciones científicas [49] .

 

5. La "parte social" de los congresos.

De las "actividades adicionales" de los congresos que sirven «para avivar el espíritu de compañerismo y amistad» (Pierce, 1986,14), es costumbre que la primera circular a todos los socios incluya una precisa reseña. Podrían reproducirse dichas circulares, en algún caso completada por una crónica a cargo de una autorizada y sabrosa pluma como la de G. Siebenmann aplicada al congreso de Madrid. Valgan, sin embargo, algunos hitos y recuerdos de lo que también contribuye a que de estos momentos excepcionales queden unos recuerdos visuales -bueno sería poder disponer de unos álbumes de fotografías-, sonoros y a veces también gastronómicos, asociados con la memoria no siempre precisa de tantos intensos o fugaces encuentros personales informales: la «parte social» de los congresos que tradicionalmente empiezan por las palabras de bienvenida de los anfitriones y con un discurso del presidente o de la presidenta en funciones durante el trienio que suelen reproducirse al principio de las Actas.

En Berlín, en la antigua y aún «trágicamente dividida metrópoli alemana», donde se acababa de celebrar el XXV Congreso del Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana, el mapa entregado permitía al más ensimismado congresista comprobar que quedaba la sede del congreso a algunos hectómetros de la línea de demarcación entre las dos zonas, con su Muro. Algunos congresistas, con visados de tránsito, unieron, por anticipación, en una gira propuesta por los organizadores, el Berlín oriental con el occidental. La excursión a Wolfenbüttel («típica ciudad antigua alemana con una célebre biblioteca de larga tradición histórica», decía el prospecto) permitió visitar la Herzog-August-Bibliothek y su impresionante colección de Biblias. Entre las distintas recepciones programadas, los congresistas acogidos por palabras de bienvenida del presidente de la Universidad Libre, Dieter Heckelman, y por Sebastián Neumeister, recordarán sobre todo las que ofrecieron los Presidentes del Patrimonio cultural prusiano y de la Universidad Libre y el Senado de Berlín. El tradicional banquete de clausura servido en el Hotel Intercontinental fue amenizado por música interpretada por el Conjunto Tango-Ensemble Sur. En el archivo y biblioteca de los congresistas aún se encontrarán el cartel del congreso, el número de la revista  Ibero-Americanisches Archiv regalado a los participantes así como el repetidamente citado folleto redactado por Frank Pierce como homenaje a la AIH.

Bajo el lema de la Universidad de Barcelona ( «Perfundet omnia luce»), y en su Aula Magna donde se dio el acto de apertura y luego en el retiro de los jardines de la misma universidad, fueron acogidos los congresistas por el Rector Josep M a Bricall quien se refirió al «desarrollo paralelo de los estudios referidos al ámbito del catalán, lengua propia de Cataluña y por tanto de la universidad de su capital» ( Actas 89 , I, XV). Además de los principales sitios de Barcelona, descubiertos por aquellos que no los conocían durante una gira turística, llegaron los congresistas hasta el Palacio Real de Pedralbes donde les acogió, en nombre del Alcalde de Barcelona, su 2° teniente, y al Palacio de la Generalitat, en el corazón del barrio gótico, donde el anfitrión era el Consejero cultural Joan Guitart. Durante la excursión a Gerona fueron obsequiados por Joaquín Nadal, colega de la universidad y alcalde, y algunos congresistas fueron descubriendo las costas del Mediterráneo en un minicrucero desde la playa del Aro hasta Blanes. El banquete de clausura se sirvió en los salones del Hotel Ritz.

En Irvine, en el campus de la UCI, situado a 5 kms del mar, «con playas hermosas», y una temperatura de 27-30 grados Celsius, los congresistas fueron acogidos por el presidente de la CLO, Seymour Menton, y el Decano Spencer Olin. Se les ofrecía disfrutar de una exposición de pintura chicana contemporánea y de un concierto por el conjunto coral Emiliana de Zubeldia recepciones y también viajar a Santa Bárbara donde estaban previstas unas recepciones por la Rectora Dra Bárbara S. Uehling, y en la Casa de la cultura mexicana (Casa de la raza), una visita a La Misión y la representación de la pieza  El jardín del autor chicano Carlos Mortón, además de una sesión plenaria dedicada al Siglo de Oro. El banquete de clausura se dio en el Hotel Westin South Coast Plaza.

En 1995, en Birmingham, cuenta el Comité editorial responsable de la publicación de las Actas que «los congresistas que habían venido con paraguas se encontraron con un campo inglés con el aspecto más bien de la meseta castellana» y, en el caluroso verano inglés, fueron honrados los congresistas por el rector de la universidad, en el salón de actos Avon Room, y por el alcalde de la ciudad en los victorianos salones del ‘Council Building’. En Ironbridge, "cuna de la revolución industrial británica", pudieron visitar un extenso museo industrial y dar un paseo en el histórico ferrocarril «Severn Trent Valley». En la misma ciudad de Birmingham se organizó una excursión en barcaza por la red de canales y en la Custard Factory pudieron disfrutar los congresistas de un buffet y también de un concierto de guitarra y de otro a cargo de la Jay C’s Blues and Soul Band. La cena de clausura en la Garden suite de los Botanical Gardens, los «bellísimos jardines botánicos de la ciudad», fue prolongada por un concierto.

En la crónica de Gustav Siebenmann ( Actas 98 , XXVI-XXIX) encontrará quien no haya asistido al congreso de Madrid de 1998 los detalles del nutrido programa social del Congreso de Madrid, inaugurado en presencia de SS MM los Reyes de España, del Alcalde de Madrid, del Ministro de Asuntos Exteriores y de muchas personalidades: allí recibieron los honrados y agradecidos congresistas el saludo y la bienvenida del Rey Juan Carlos a «los estudiosos de nuestra lengua, literatura e historia de ambos lados del Atlántico». En Soria, en el Palacio de la Audiencia donde se celebró la primera Asamblea General, una plenaria y varios encuentros de investigadores, acogió a los congresistas S.A.R. la Infanta doña Margarita, en nombre de la Fundación Duques de Soria, saludando cariñosamente a «quienes dedican sus esfuerzos al estudio y a la difusión de la cultura hispánica». Otra excursión llevó a los congresistas a Segovia donde fueron obsequiados por la UNED y oyeron otra plenaria en el teatro (a la italiana) Juan Bravo. En Madrid, el Alcalde obsequió a los congresistas con una recepción en los Jardines del Retiro, el CSIC ofreció una cena en su sede de la calle Serrano, amenizada con una música verdaderamente celestial, y en el Hotel Convención, en vísperas de la final del Mundial de fútbol, se celebró una cena de gala para la clausura. Con razón, pues, destaca G. Siebenmann la «generosidad de veras anfitriónica en las muchas recepciones» durante el congreso de Madrid «donde sólo se aburrieron quizá los principiantes y los inexpertos» ( Actas 98 , I, XXIX).

En Nueva York, donde se acababa de celebrar un encuentro sobre el hispanismo organizado por la FDS, se abrió el congreso con las protocolarias palabras de Louise Mirrer, Vicecanciller de la City University of Nueva York, y las de S. A. R. la Infanta Margarita de Borbón, Miembro de Honor de la AIH. En tan multicultural ciudad, en cuyo corazón se encuentra The Graduate Center, de la City University of New York donde se celebraban las actividades del Congreso, al margen de las excursiones de pago, sobraron solicitaciones para los congresistas quienes fueron obsequiados sucesivamente en Las Américas Society y, al aire libre, en la histórica Hispanic Society of América en cuya prestigiosa biblioteca también pudieron disfrutar, acariciándolas con los ojos, de las joyas bibliográficas hispánicas allí conservadas y expuestas. Del banquete de despedida celebrado en el Hudson River Club, sitio espectacular, junto al río Hudson, en el World Financial Center, quedará de fijo, para muchos, el recuerdo visual de la inmensa sombra tutelar de la torres gemelas, algunas semanas más tarde destruidas…

Del congreso de Monterrey, dará cuenta, como es costumbre, la Primera circular a todos los socios de diciembre de 2004.

En ningún congreso se echó de menos, por supuesto, la presencia de exposiciones bibliográficas: en Berlín, por ejemplo, se ofreció una exposición sobre «lengua y literaturas hispánicas en Alemania. Influencia y reflejos» y otra dedicada a la obra de F. García Lorca; en Irvine, se organizó una feria del libro hispánico; en Birmingham, además de la presencia de la librería Dillson, armó un colega un muy concurrido puesto de libros de viejo; en Madrid, se hizo la presentación del CDRom de las 30.000 páginas de las agotadas obras del «mítico hispanistaMenéndez Pelayo», del centro virtual del Instituto Cervantes, de las actas del IV congreso de la AISO, del proyecto Blasco Ibáñez y del proyecto CREA-CORDE de la Real Academia Española, la cual permitió una visita de sus instalaciones y ofreció un vino de honor; en Nueva York, en la vecina New York Public Library, pudieron comprobar los hispanistas que pocas obras suyas faltaban en el catálogo.

Tampoco faltaron ecos de las actividades de cada congreso en la prensa, con correspondencias enviadas a periódicos españoles desde la misma sede del congreso por destacados hispanistas como la de Giuseppe Grilli en  El País  (25-VIII-1986), anunciando el próximo congreso de Barcelona, "el primero en realizarse en el marco de la España democrática" o el artículo de Luciano García Lorenzo titulado el «El difícil porvenir del hispanismo» ( El País , 1-X-1986). También abrigaron las columnas de  La Vanguardia (22 y 24-VIII-1989) los ecos de la minipolémica originada por unas declaraciones del presidente de la AIH al diario, con comentarios de Francisco Rico, quien opinó entonces que «ser hispanista español (era) una contradicción». Tres trienios después,  El País de 7 y 10-VII-1998, celebrará, con palabras de M. A. Garrido, el «congreso de la reunificación definitiva», con el final de la (pacífica) «confrontación entre el hispanismo interior y exterior» [50] . Pero, claro está, cara a la eternidad, las  Actas de cada congreso y las demás publicaciones son las que marcan la memoria de la AIH y jalonan su ya casi cuarentenaria singladura.

 

6. Actas ,  Directorios y -por fin- el  Boletín .  La publicación de las Actas de cada congreso que es la lógica –y delicada- prolongación de los congresos se hace bajo los auspicios de la AIH quien, desde 1977, nombra a un Secretario general adjunto para tal cometido.

A través de la  Bibliografía de actas (de los 11 primeros congresos de la AIH), elaborada con mucho tesón, rigor y fe por Jaime Fernández (1995), puede evaluarse, gracias al detallado índice final, y a las puestas en perpectiva de A. Redondo (para los discursos inaugurales) y L. Schwartz (para las plenarias), la aportación colectiva de la AIH a los adelantos de la hispanística internacional. Pero también es justicia recordar aquí los nombres de los editores que, desde 1986, se han responzabilizado con la edición de dichas Actas [51] : 26 volúmenes y más de 13.500 páginas de plenarias (31) y comunicaciones (1.506) en total, variando el número de comunicaciones entre 149 (Berlín) y 338 (Madrid).

 Como se sabe, por motivos fundamentalmente financieros, no siempre se publicaron todas las comunicaciones leídas, imponiéndose una evaluación y selección a cargo de un jurado internacional como en Berlín o reduciéndose la extensión a 12 páginas como en Irvine, con la imprevista y ináudita consecuencia de la no publicación de una de las conferencias plenarias [52] .

 La arquitectura editorial de las Actas desde 1986, ha seguido la tradicional distribución de los trabajos, es decir: Medieval y Lingüística, Siglo de Oro (o Estudios áureos), Peninsular Moderno y Contemporáneo, Hispanoamericano, menos las de Irvine que quedaron organizadas desde una perspectiva transcultural, en volúmenes temáticos, con la intención de hacerlos más accesibles. Recordada por la AG de Birmingham la «necesidad de mantener una línea editorial y un criterio uniformes» para la publicación de Actas, se volverá en las siguientes a una organización por periodos literarios y por áreas, combinada en las de Madrid con la individualización de los grandes bloques temáticos (historia, lingüística, tecnologías, etc.).

 De los contenidos y direcciones críticas de las Actas que son el perenne reflejo de la actividad y evolución de la AIH, no cabe aquí hacer la reseña: es una tarea de mucho alcance, sólo concebible con una inscripción en la larga duración y con una perpectiva contrastiva dentro del campo de las ciencias humanas. Obviamente, ha de dar lugar a un trabajo específico, con la lectura sistemática de los ya 38 volúmenes editados y las reseñas publicadas a la vista.

 Mientras tanto, cada uno de los socios de la AIH, pronto podrá hacerse una idea directa de lo que representaron los 10 primeros congresos de la AIH, gracias a la lectura de sus Actas, ya que la actual presidenta de la AIH, Aurora Egido, ha llevado a cabo las gestiones oportunas para poder digitalizarlas: se ha puesto en contacto con todos sus editores y ha obtenido el apoyo institucional del Instituto Cervantes, que subvencionará y llevará a cabo el proyecto así como la distribución del disco a cada uno de los miembros de la Asociación que seguirá manteniendo sus derechos, en beneficio, pues, de un crecido número de actuales y futuros investigadores.

La evolución de los mismos  Directorios de socios, puntualmente publicados antes de cada congreso, también es testimonio de la andadura de la AIH, no sólo por el creciente número de socios de más países, sino por incluir, a partir de sugerencias hechas en Barcelona, , indicaciones de las áreas de especialización académica e investigación de los socios y por haberse cambiado, en la edición de 1995, el formato de modo que se asemeje más al  Boletín recién creado.

Poder contar con un boletín de enlace que permitiera superar las distancias y mantener un vivo vínculo entre cada congreso, era una antigua idea de la AIH y fue «tema de discusiones continuas» (Pierce, 1986, 17), casi desde la fundación de la AIH. Todavía en 1986 lamentaba la AIH el vacío entre congreso y congreso y, en Berlín, diseñó F. Meregalli ( Actas 86 , I, XIX) lo que podría ser el deseado  Boletín , tras la renuncia, en 1984, por parte del Instituto Miguel del CSIC, a publicar su  Boletín informativo que, desde 1980, con mucha gentileza, venía enviando a los socios de la AIH con noticias referentes a actividades hispanísticas. Del boletín de enlace se preocupó Elsa Dehennin [53] , quien procuró suplir su pertinaz ausencia con un sustancioso noticiero del hispanismo internacional en sus circulares, entusiasta pero ingrata labor con la que siguió cargando Lía Schwartz. Sin embargo, a pesar de algunas generosas sugerencias y hasta una propuesta, faltaba una institución que confortara el deseo de la AIH de publicar, bajo su propia responsabilidad, su Boletín, hasta que con el convenio firmado con la FDS ésta aceptara prestar su apoyo material y financiero a la AIH para tal cometido. De este boletín informativo que no iba a ser una revista, sino que completaría las circulares del SG de manera más formal, adoptó el principio de publicarlo la JD de 26-VIII-1992 y propuso su diseño la Secretaria general Lía Schwartz, el 11-XI-1993, saliendo el primer número (94/1) el 5 de abril de 1995, festividad de San Vicente Ferrer. Este acontecimiento dio lugar a un presentación oficial en la Casa de América, en Madrid, el 10-V-1995, a cargo de Aurora Egido entonces vocal de la JD, por delegación del Presidente Deyermond (cf.  ABC , 1-VI-1995) [54] . En esta y en las sucesivas entregas anuales, encontrarían los socios, según quedaba ya acordado, noticias sobre la vida de la AIH, una amplia sección bibliográfica a cargo de los corresponsales encargados de informar las actividades y publicaciones de los distintos hispanismos divididos en 15 áreas geográficas, agrupadas, como manda la universalidad de la AIH, por continente [55] . También se proyectó, en 1998, iniciar un foro de debate titulado «Hispanismos en diálogo». A partir del n° 8/01 publicado en el 40° aniversario de la AIH y oficialmente presentado en Soria, por iniciativa de la nueva presidenta, Aurora Egido, intérprete del interés de la AIH por su propia historia, se enriqueció el  Boletín de la AIH con recuerdos del primer congreso de Oxford por Miguel Batllori, Alan Deyermond, Francisco López Estrada, Elías L. Rivers y Andrés Soria Ortega ( BAIH 8/01, 16-20). En el siguiente número, se publicaron una primera serie de semblanzas, con fotos, del primer presidente de honor de la AIH, R. Menéndez Pidal (por J. J. de Bustos Tovar) y de sus tres primeros presidentes: Dámaso Alonso (por Claudio Guillén), Marcel Bataillon (por Augustin Redondo)y Angel Rosenblat (por Isaías Lerner) ( BAIH , 9/02, 26-35) y, también,los recuerdos del II Congreso de Nimega de José Amor y Vázquez, John. W. Kronik, Paciencia Ontañón de Lope y Gustav Siebenmann), además de la conferencia plenaria de Dámaso Alonso sobre las «Perspectivas del hispanismo actual» ( BAIH 9, 37-46).

En este mismo número, aprovechando las informaciones difundidas por internet y la base de datos del Instituto Cervantes, se publicó una utilísima «Agenda del hispanismo», con numerosas direcciones, muy ilustrativa de lo que representa el hispanismo en el mundo.

De esta manera, gracias a un Boletín que ha ido aumentando el número de sus páginas hasta triplicarlo en su último número, convirtiéndose en una revista muy profesional [56] , además de conseguir una más rápida difusión de la información, anticipando considerablemente la de las bibliografías de las revistas especializadas, ha quedado realizado el veterano sueño de los fundadores de la AIH de mutualizar y ampliar la información a más países [57] , estableciendo un entrañable y útil vínculo entre todos los socios entre dos congresos.

En 1998, se enriquecieron los medios informativos de la AIH con una página Web (http://www. Darmouth.edu/~aih), abierta en la universidad donde entonces ejercía la secretaria general. En la reunión de la JD de 29-X-1998 se barajó la posibilidad de hacerla independiente a cualquier centro, de tal forma que no dependiera de los cambios trienales y en Nueva York presentó el Instituto Cervantes un proyecto al respecto. Después de la adquisición de los derechos de dominio electrónico www.aih.org por la AIH ( BAIH , 8/01, 21) y la mejora de los enlaces, el servidor sigue ubicado en Dartmouth College, dando la página web de la AIH repetidas pruebas de su utilidad y actualidad.

 

7. Los hispanismos y el nuevo concepto de hispanista.

En 2001, en vísperas de su 40° aniversario, la AIH se ha confirmado, pues, enriqueciéndola, en su inicial vocación, o sea, dicho con palabras del Presidente A. Redondo ( BAIH , 2/95, 10): «ser una institución abierta en que los diversos especialistas de nivel universitario, dedicados al estudio e investigación del amplio campo del hispanismo (lenguas, literaturas, civilizaciones, culturas) se sientan a gusto, puedan intercambiar ideas, confrontar métodos, entablar nuevas relaciones científicas». 

Llama la atención la reiterada afirmación por parte de los sucesivos presidentes y presidentas de la AIH de una concepción abierta del hispanismo que, como decía F. Meregalli ( Actas 86 , I, 16), es «algo que implica intereses que van más allá del hecho lingüístico y literario», y de la pluralidad y diversidad, la «necesaria heterogeneidad de las metodologías puestas en juego para el estudio de la lengua y para la recuperación de las literaturas y culturas hispánicas»,así como la «aceptación de la diversidad cultural de nuestros socios», al propio tiempo que se procura «obliterar las diferencias nacionales y disciplinarias», como dijo L. Schwartz  (Actas 01 ), en pro de la «visión globalizadora »  preconizada por E. L. Rivers.

En efecto, si los hispanistas de la AIH son especialistas, no suelen ser partidarios del especialismo «que se aisla», por que, como recordaba F. Meregalli ( Actas 86 , XVI), «el especialismo que se aisla es un especialismo que se esteriliza. Al especialismo deben acompañarse aberturas, en sentido diacrónico, según nos asegura la tradición de estudios monolingüísticos que hemos heredado; en sentido sincrónico, como sucede cuando, al ocuparnos de la cultura hispánica de una época, descubrimos la necesidad de relacionarla con la contemporánea de otros dominios lingüísticos; en sentido metodológico, cuando advertimos la necesidad de estudiar los mismos objetos en función de diferentes aproximaciones epistemológicas y procedimentos eurísticos». Quince años después en su discurso de Nueva York, Lía Schwartz insistirá sobre las peligrosas consecuencias de «los supuestos fenómenos de la globalización (que) van paradójicamente acompañados de una progresiva atomización del saber» o de «ciertas teorías, como la «política de la identidad» (que) voluntaria o involuntariamente, han ido en desmedro del estudio desinteresado de las literaturas y culturas que son nuestro objeto de investigación»; a dichas tendencias, opondrá unos «ideales de pluralismo», recordando que « sólo la resistencia a las tendencias aislacionistas de cierto tipo de crítica seguirá permitiendo el auténtico intercambio de ideas en un plano internacional», afirmando la necesidad de «levantar las "falsas barreras" entre continentes y periodos que sólo consiguen obstaculizar la expansión del saber», palabras de «una hispanista norteamericana, nacida en un país de América Latina que se dedicó al estudio de la literatura española del pasado» ( Actas 01 ).

Este «gesto de inclusión», ha venido practicándolo la AIH, acogiendo a todos los representantes del hispanismo, cooperando con las asociaciones nacionales de hispanistas existentes y las que se fueron creando, como la Asociación Argentina de Hispanistas o la Asociación Asiática de Hispanistas, dando la bienvenida a las asociaciones más específicas, que acogen a especialistas de épocas (como la AISO), de temáticas, de métodos aplicados a la cultura hispánica o a catalanistas y lusistas. No dudó en cooperar durante mucho tiempo con la FILLM (afiliada a la UNESCO), con el Consejo general del Hispanismo, mientras existió, con el Instituto Cervantes –cada vez más- y, desde 1993, con la Fundación Duques de Soria. Por cierto, le faltará aún atraer a los especialistas de los campos menos representados (historia, lingüística, teoría literaria, etc.), y hacer que se fortalezca el interés de sus socios por Latinoamérica…, pero ¿qué duda cabe que ya logró lo fundamental: una nueva visión de lo que es el hispanismo y de lo que ha de ser un hispanista?

Como recuerda A. Egido, si bien el Primer Congreso de la AIH «llevaba el sello de un hispanismo que excluía aparentemente a los españoles bajo esta denominación, el II, como quería Dámaso Alonso, los extendió ya como parte de un común empeño que cada vez se fue extendiendo más en la amplitud de las materias y los métodos empleados» ( BAIH , 8/01, 16). Hoy, como observaba A. Redondo en el congreso de Madrid: «el hispanista es el que habla español, que viva dentro o fuera de España o de uno de los países de Latinoamérica –siendo nativo o no-, que enseña y (o) difunde esta lengua a nivel universitario e investiga sobre ella y sus rasgos específicos, sobre las literaturas, las civilizaciones, las culturas correspondientes. El Hispanismo abarca pues tanto a filólogos como a historiadores, en particular a historiadores de la cultura, a lingüistas y a teóricos de la literatura como a antropólogos, y asimismo a especialistas de diversos tipos de acercamiento crítico: ideológico, semiológico, psicoanalítico, estructuralista, formalista, etc.» ( Actas 98 , I, XX). Tres años después, Lía Schwartz atribuirá la calidad de hispanista «a todos los investigadores del campo de hispánicas, incluidos los españoles e hispanohablantes» ( Actas 01 ), definición refrendada ya por el Diccionario de la Real Academia Española [58] .

Compartiendo con bastantes más que 400 millones de hablantes, el privilegio de hablar el español y también a menudo otras lenguas oficiales en los territorios hispanohablantes, con la conciencia, manifestada por A. Redondo ( Actas 98 , I, XXI), de que «una palabra inserta en su inmediatez, sin profundidad histórica, es una palabra moribunda», los hispanistas de la AIH siguen contribuyendo a «establecer puentes entre los hispanismos» ya que, como recuerda L. Schwartz ( BAIH , I/94, 9), «la marcha de la investigación sobre una cultura y su literatura se enriquece en el diálogo no sólo interdisciplinario sino internacional».

Si como profetizaba E. L. Rivers en Barcelona el hispanismo es «llamado a ser la atalaya de las muchas formas hispánicas de vivir y de pensar, de hablar y de escribir» ( Actas 89 , I, XXXII), será porque los hispanistas de la AIH no se olvidaron de aquella frase de A. Rosenblaten 1971: «nuestro hispanismo es nuestro humanismo y no es un coto cerrado»…

Lo dijo en Madrid el rey Juan Carlos( Actas 98 , XVII): «A todos cobija con hidalguía esta Asociación».

 Rennes, 20-I-2004.

Jean-François Botrel (Univ. Rennes 2-Haute Bretagne)

Vice-presidente de la AIH.

 

Referencias:

 

Actas 86 = Actas del IX Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas(18-23, Agosto, 1986, Berlín ). Sebastián Neumeister, ed., Frankfurt am Main: Vervuert Verlag, 1989, 2 vol., XX-699+749 p.

 

Actas 89=Actas del X Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas Barcelona, 21-26 agosto de 1989 . Antonio Vilanova (ed.), Barcelona: PPU, 1992, 1.851+1.428 p.

 

Actas 92=Actas del XI Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas Actas Irvine-92 Agosto, 1992 . Juan Villegas ed. , Irvine, California: Asociación Internacional de Hispanistas, University of California, 1994 (I. De historia, lingüísticas, retóricas y poéticas, 284 p.; II. La mujer y su representación en las literaturas hispánicas, 257 p.; III. Encuentros y desencuentros de culturas: Desde la Edad Media al siglo XVIII, 322 p.; IV. Encuentros y desencuentros de culturas: Siglos XIX y XX, 354 p.; Lecturas y relecturas de textos españoles, latinoamericanos y Uslatinos», 393 p.).

 

Actas 95 = Actas el XII Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas; 21-26 agosto de 1995.  Al cuidado de Trevor D. Dadson (con la ayuda de Flitter, Odber, Ward y Whicker) Birmingham, 1998 (I Medieval y lingüística, XIII-360 p.; II. Estudios áureos, XIII-318 p.; III. Estudios áureos, XIII-291 p;; IV. Del Romanticismo a la guerra civil, XIII-301 p.; V. España contemporánea, XIII-265 p.; VI. Estudios hispanoamericanos, XIII-331 p.; VII. Estudios hispanoamericanos, XIII-333 p.).

 

Actas 98 = Actas del XIII Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas Madrid. 6-11 de julio de 1998 , Edición de Florencio Sevilla y Carlos Alvar, Madrid: Editorial Castalia, 2000, 4 vol.(I. Medieval. Siglos de Oro, XIII-852 p.; II. Siglo XVIII, Siglo XIX, Siglo XX, IX-796 p.; III. Hispanoamericana. Teoría literaria, IX-705 p.; IV. Historia y sociedad comprada y otros estudios, VII-534 p.).

 

Actas 01 = Actas del XIV Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas (Nueva-York, 16-21 de julio de 2001 ). Edición de Isaías Lerner, Robert Nivel y Alejandro Alonso,  Newark, Delaware, Juan de la Cuesta, 2004 ,  4 vols.

 

BAIH =Asociación Internacional de Hispanistas,  Boletín , 1/94, 1995, 77 p.; /95, 1996, 96 p.; 3/96, 1997, 88 p.; 4/97, 1998, 127 p.; 5/98, 1999, 96 p.; 6/99, 2000, 120 p.; 7/00, 2001, 128 p.; 8/01, 2002, 136 p.; 9/02, 2003, 204 p.

 

Directorio 83-86 = Asociación Internacional de Hispanistas,  Directorio de socios. 1983-1986 , s.l.: AIH, (1986), 53 p. sin numerar.

 

Directorio 86-89 = Asociación Internacional de Hispanistas,  Directorio de socios. 1986-1989 , s.l.: AIH, (1989), 47 p. sin numerar.

 

Directorio 89-92= Asociación Internacional de Hispanistas, Directorio de socios. 1989-1992 , s.l.: AIH, (1992), 47 p.

 

Directorio 95-98 = Asociación Internacional de Hispanistas,  Directorio de socios. Mayo de 1998 , Lebanon (New Hampshire): AIH, 1998, 181 p.

 

Directorio 98-01 =Asociación Internacional de Hispanistas, Directorio de socios. Mayo de 2001 , Madrid, Gráficos Algoran S.A., 2001, 216 p.

 

Egido Aurora, «En el 40° aniversario de la Asociación Internacional de Hispanistas»,  Boletín de la AIH 8/01, p. 16-17,

 

Fernández, Jaime,  Bibliografía de Actas de los Congresos I-XI (de la Asociación Internacional de Hispanistas)  1962-1992 , Soria: Fundación Duques de Soria/Asociación Internacional de Hispanistas, 1998, 143 p.

 

Pierce, Frank (Universidad de Sheffield), Asociación Internacional de Hispanistas. Fundación e Historia 1962-1986 .  En homenaje al IX Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas en el Instituto Iberoamericano del Patrimonio Cultural Prusiano , Berlín, 18-23 de agosto de 1986, 19 p.

 

Redondo, Augustin, «Las  Actas de los Congresos de la A.I.H: el pulso del Hispanismo», in: Fernández, Jaime,  Bibliografía de Actas de los Congresos I-XI (de la Asociación Internacional de Hispanistas)  1962-1992 , Soria: Fundación Duques de Soria/Asociación Internacional de Hispanistas, 1998, p. 9-12.

 

Schwartz, Lía, «Las  Actas de los Congresos de la AIH: una trayectoria del hispanismo», in: Fernández, Jaime,  Bibliografía de Actas de los Congresos I-XI (de la Asociación Internacional de Hispanistas)  1962-1992 , Soria: Fundación Duques de Soria/Asociación Internacional de Hispanistas, 1998, p. 15-28.

 

[1] Asociación Internacional de Hispanistas. Fundación e Historia 1962-1986 .  En homenaje al IX Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas en el Instituto Iberoamericano del Patrimonio Cultural Prusiano , Berlín, 18-23 de agosto de 1986, 19 p.

 

[2] Para la redacción de esta crónica, se han manejado las siguientes fuentes: Documentación y actas de los congresos, Circulares a los socios, a la Junta Directiva por parte de los presidentes y/o secretarios, Documentación enviada por los tesoreros, Actas de las Juntas Generales, Actas de las Juntas Directivas (excepto para el periodo 1995-1998), Directorios,  Boletín de la AIH (a partir de 1994) y también el archivo personal, como socio de la AIH desde 1970, vocal de la Junta Directiva (1989-1995),Vice-Presidente (desde 1998) y partícipe en todos los congresos del periodo reseñado, menos el de Irvine, por imperativas obligaciones profesionales, del que firma.

 

[3] La documentación manejada por F. Pierce se conserva en la prestigiosa Taylor Institution Library de Oxford, pero, a partir de 1994, con la creación del «centro de enlace» de la AIH en Soria, se ha ido constituyendo un fondo documental, recientemente enriquecido por la entrega de sus respectivos archivos por parte de Lía Schwartz, Augustin Redondo, Pedro Alvarez de la Miranda y Sebastian Neumeister. Conviene aquí reiterar la invitación hecha a los antiguos presidentes y secretarios, ampliándola a los miembros de la Junta Directiva y a los socios en general, para que depositen en el Centro de enlace cuanta documentación (sin olvidar las fotos), pueda ayudar a completar la información de la AIH sobre su propia historia (Dirección: Centro de enlace de la AIH, Fundación Duques de Soria, Santo Tomé, 6, E42004 Soria).

 

[4] Agradezco su cooperación a cuantos colegas me han facilitado información o ayudado a aclarar dudas, muy especialmente a Aurora Egido, Lía Schwartz, Augustin Redondo y Jairo García.

 

[5]  Según los Estatutos de la AIH (Art. 6), sólo se toman en cuenta aquellos socios que hayan pagado su cuota antes del 1° de febrero del año en que se celebra el congreso (anteriormente: «antes del fin del año que antecede el congreso») . De ahí que durante el trienio, el número efectivo de miembros sea mucho mayor (más de 1.200 socios en noviembre de 1989, 1.270 el 30-XII-1992, 1.400 e incluso 1.550 en 1995, más de 1.600 en febrero de 1997, por ejemplo), con un continuo movimiento de altas y bajas, tácitas más que explícitas, de las que, en su tiempo, dieron cuenta los tesoreros de la AIH (entre 1983 y 1985, por ejemplo, se dieron 300 altas y 270 bajas).

 

[6] Pero, en 1998-2001, casi el 90% de los socios de la AIH pertenecen a sólo 9 países ( Estados Unidos, España, Francia, México, Italia, Argentina, Canad1aá, Alemania y Reino Unido).

 

[7] Los 97 socios latinoamericanos de 1986 o sea, un 10% del total, que, con razón, le «result(ab)an pocos» al presidente Franco Meregalli en 1986 ( Actas 86, XX), eran ya 171 en 2001 (15% del total de socios, con casi el 75% de hispanistas de México y Argentina).

 

[8] Si en el  BAIH 1/94se observaba un «considerable incremento de socios procedentes de México, Argentina e Inglaterra, manteniéndose una mayor proporción de socios pertenecientes al continente americano frente al europeo», en el  Directorio de 1998, los socios de Norte Américarepresentaban un 38%, los de Europaun 46% (España: 18, 4 %), y los de Latinoamérica: 14%.

 

[9] Este progresivo, pero espectacular, aumento (12, 68%, en 1989, 17% en 1992, 18,40% en 1998) puede considerarse como el fruto de los esfuerzos desarrollados por la Secretaría general, antes de 1995 y repetidos después, por conseguir «más españoles» y de la consiguiente evolución semántica del término «hispanista», sobre la que se volverá.

 

[10] En 1986, se puede calcular que representaban un 18% del total. En 1992, consideraba aún la AIH que los «socios procedentes de España e Hispanoamérica (eran) proporcionalmente una minoría». En 2001, representaban el 35%.

 

[11] Ya en 1989, representaban más del 58%.

 

[12] Vice-presidentes (VP): A. Deyermond, F. López Estrada, G. Siebenmann, G. Sobejano, Secretarios generales (SG): E. Dehennin, S. Neumeister, Tesoreros (Tes.): K. Pörtl, A. Carreño, Vocales (V): M. Alvar, J. Amor y Vázquez, J. Lechner, M. Molho, J. Burke, L. López Baralt, M. G. Profetti, J. Varey.

 

[13] VP: J. Amor y Vázquez, G. Siebenmann, G. Sobejano, L. Terracini, SG: E. Dehennin, A. Vilanova, Tes.: A. Carreño, K. Pörtl, V: J. L. Abellán, J.-F. Botrel, J. Burke, C. Guillén, L. López-Baralt, M. G. Profetti, L. Schwartz Lerner, J. E. Varey.

[14] VP: J. Amor y Vázquez, J. M. Lope Blanch, S. Menton, A. Vilanova, SG: L. Schwartz Lerner, J. Villegas, Tes.: A. Carreño, K. Kohut, V: J. L. Abellán, J.-F. Botrel, A. J. Cruz, A. Egido, C. Guillén, F. Márquez Villanueva, M. Romanos, A. Ruffinatto.

 

[15] VP: A. Carreño, E. Dehennin, L. López Baralt, A. Vilanova, SG: L. Schwartz Lerner, D. Mackenzie, Tes.: A. Hermenegildo, P. Alvarez de Miranda, V: A. J. Cruz, P. Jauralde Pou, J. Joset, M. Moner, S. Neumeister, S. Prasad Ganguly, M. Romanos, A. Ruffinatto.

 

[16] VP: J.-F. Botrel, A. J. Cruz, J. Joset, M. Romanos, SG: C. Alvar, F. Sevilla Arroyo, Tes.: A. Hermengildo, P. Alvarez de Miranda, V: P. M. Cátedra García, V. Bagnó, T. J. Dadson, P. Jauralde Pou, M. Moner, S. Neumeister, S. Prasad Ganguly, J. T. Snow.

 

[17] VP: J.-F. Botrel, A. Hermenegildo, P. Jaraulde Pou, M. Romanos; SG: C. Alvar, I. Lerner Tes.: D. T. Gies, M. Marañón Ripoll; Vocales: P. Alvarez de Miranda, V. Bagnó, P. M. Cátedra García, A. de Costa Vieira, T. J. Dadson, G. Grilli, B. Mariscal Hay, J. T. Snow. Cabría mencionar las numerosas distinciones o condecoraciones nacionales e internacionales atribuidas a los presidentes y presidentas de la AIH, y también a otros miembros de la JDo socios: por no disponer de una información exhaustiva al respecto, se deja para la futura historia el inventario de tantos motivos de satisfacción colectiva para los hispanistas.

 

[18] La primera se suele enviar antes del fin del año de celebración del congreso (con el tradicional informe sobre el congreso anterior; en febrero del año anterior al siguiente congreso, se suele enviar la segunda y la tercera a finales del mismo año o a principios del año del congreso (o sea: C-30, C-16, C-8 ó –6 meses).

 

[19] Después de la labor desarrollada por G. Siebenmann, marcará duraderamente la historia de la AIH, la de Elsa Dehennin (1986-1992) y Lia Schwartz (1992-1998) a quienes correspondieron, entre muchas tareas corrientes y/o nuevas, la preparación y plasmación entre 1991 y 1993 del convenio con la Fundación Duques de Soria y, a partir de 1994, la publicación de un  Boletín anual. Una prosopografía de los distintos miembros de las JD de la AIH desde su fundación, permitiría entender mejor, en la media duración, la relevancia de una duradera y altruista implicación de muchos de ellos a distintos niveles en la vida de la Asociación, garantía para el logro de unos objetivos que sólo se pueden contemplar a medio plazo y, también, para la perpetuación de una memoria activa.

 

[20] De los 81 cargos a desempeñar en las cinco JD sucesivas entre 1986 y 2001, 32 lo fueron por hispanistas europeos (la mitad de ellos españoles), 26 por norteamericanos, 8 por latinoamericanos, 3 por indios y un ruso, con representación de 16 países en total.

 

[21] Después de Ludwig Schrader (1983-86), y tras la creación, en 1986, de un cargo de tesorero adjunto, fueron tesoreros y tesoreros adjuntos de la AIH, Klaus Pörtl y Antonio Carreño (1986-89), invirtiendo los cargos durante el siguiente trienio (A. Carreño y K. Pörtl), y después, de 1995 a 2001, Alfredo Hermenegildo y Pedro Alvarez de la Miranda.

 

[22] De 1986 a 2001, la cuota se fijó, al filo de los trienios, en 25, 30, 40, 50, 50 dólares o 45.07 euros («dado el buen estado financiero de la Asociación») en 1998, y 65 dólares o 75 euros en 2001. El 19-VIII-1986, se acordó fijar una cuota reducida para socios jubilados. Entre las mejoras introducidas para el pago de la cuotas, se cuenta la posibilidad de pagar con tarjeta Visa, y la inscripción en el haber de los socios que por descuido pagan dos veces una cuota para un mismo trienio, de la cantidad ingresada, sin tener que devolver el dinero, evitándose de esta manera inútiles gastos.

 

[23] Para la organización de su congreso trienal, pudo contar la AIH con unas subvenciones de la UNESCO a través de la Federación Internacional de Lenguas y Literaturas Modernas (FILLM), de la que formó parte hasta 1998. Obviamente, cada congreso cuenta con apoyos de entidades locales cuya lista se suele encontrar en las respectivas Actas.

 

[24] Por ejemplo, cuando entre 1986 y 1989 el dólar perdió una tercera parte de su valor, comomedida de protección, se acordó el aumento de la cuota.

 

[25] El interés manifestado por la Universidad de Monterrey en mayo de 1998 por organizar dicho congreso, sólo pudo ser confirmado oficialmente en el congreso de Madrid, y se acordó entonces dar la preferencia al proyecto más adelantado.

 

[26] En Nueva York, ya se barajaban unas posibles candidaturas de París, Nápoles o San Petersburgo para 2005…

 

[27] La proporción de congresistas europeos (medida a partir de las Actas) fue sucesivamente de; : 33%, 31%, 30%, 40% ,44% y 38,5%; la de congresistas norteamericanos: 52%, 43%, 55%, 31%, 29% y 30%; la de congresistas latinoamericanos: 8%, 7,5%, 19% ( la casi totalidad de México), 10%, 18% y 28%.

 

[28] A propuesta de A. Carreño, aprobó la AG de 27-VIII-1992 la «creación de un fondo de subvención económica que permitiera ayudar a los socios que (tuvieran) dificultades para asistir a los Congresos». En el congreso de Nueva York, se estableció un sistema de donaciones voluntarias para la creación de un fondo que permitiera aumentar el número de becas para los socios de los países de hispanismo emergente.

 

[29] Como la FDS, quien, desde 1992, manifestó sus buenas disposiciones para financiar algunos viajes, no sólo de los socios del Este sino también de América Latina, aunque en 1997, parece ser que los fondos de la FDS se reservaron para socios no hispano-hablantes y los de la AIH para socios hispano-americanos. Para el congreso de Monterrey, el Instituto Cervantes ha ofrecido 8 bolsas de viaje para los socios que presenten ponencias sobre la Lengua española y sobre la proyección de la Literatura española en otras lenguas, con otras ayudas que han de plasmar en un Convenio en preparación entre el actual director del Instituto Cervantes, Joan Juaristi, y la Presidenta de la AIH, Aurora Egido. Estas disposiciones permitieron y han de seguir permitiendo la presencia de muchos hispanistas a quienes les hubiera resultado difícil e incluso imposible desplazarse y también mantener o crear vínculos con hispanistas de todos los horizontes.

 

[30] Decisión de la AG de 26-VIII-1989, a propuesta de los socios N. Round y J.-L. Abellán.

 

[31] El de Berlín constaba de 108 p.+3 sin numerar, 14 x 22,5 cm; el de Barcelona, de 61 páginas 13x19cm, con el escudo de la universidad en la cubierta; el de Birmingham de 40 p., con una prometedora reproducción del cuadro «Las bodas de Caná», conservado en el Barber Institute of Fine Arts, en la cubierta ; el de Madrid de 82 páginas + 12 sin numerar 10,5x18 cm, con el bonito sello editorial de Castalia; el de Nueva York de 72 páginas A4. Todos sufrieron sus inevitables modificaciones debido a lamentables ausencias, como pudieron observar los congresistas que asistieron.

 

[32] Repetidas veces lamentará la AIH la poca formalidad de algunos socios al no presentarse a la lectura de sus comunicaciones. En Nueva York (JD del 17-VII-2001), se recomendó que se pusiera una fecha tope, tras la cual ya no se pudiera devolver el dinero de la inscripción, medida aplicada a partir del congreso de Monterrey.

 

[33] Circular a la JD de 30-XI-1992.

 

[34] Como muestras, valgan esta deliberación de una AG: «Se pide a la próxima CLO que dé a los congresistas toda la información necesaria para que los taxistas encuentren fácilmente las distintas residencias», la recomendación consistente en conseguir que se envíe el programa con antelación y que se incluya en el programa la institución a que pertenecen ponentes y lectores de comunicaciones, o los comentarios sobre los inconvenientes de «cierta dispersión locativa».

 

[35] En Berlín: Wilhelm Stegman, siendo vice-presidente Sebastián Neumeister; en Barcelona: Antonio Vilanova, siendo secretario Adolfo Sotelo; en Irvine: Seymour Menton; en Birmingham: Trevor Dadson, sustituido por David Mackenzie, después de que Dadson ascendiera «a altas esferas administrativas de la universidad»; en Madrid, el Marqués de Tamarón (Presidente del Instituto Cervantes), siendo vice-presidentes los representantes de todas aquellas entidades que habían convidado y secretario Manuel Urí Martín; en Nueva York, Ottavio di Camillo; en Monterrey, bajo la presidencia honoraria de Carlos Fuentes, ejerce de secretaria general Blanca L. de Mariscal y de secretaria académica Beatriz Mariscal Hay.

 

[36] La FDS es una institución sin ánimo de lucro constituida el 1° de marzo de 1989, inscrita con el n° 1 en el Registro de Fundaciones culturales de la Junta de Castilla y León, cuyo objeto es fomentar la cultura española y el hispanismo, mediante la organización directa o indirecta, de cursos, seminarios, investigaciones y otras actividades, con el apoyo económico de la Junta de Castilla y León y de Caja Duero.

 

[37] Sin pretender hacer una relación exhaustiva de todo un proceso que duró unos dos años y medio (de julio de 1991 a noviembre de 1993) ni mencionar a todos los actores, se recordará cómo, por mediación del hispanista francés Jean Vilar (miembro del Patronato de la FDS) entró en contacto con la Fundación Elsa Dehennin –entonces Secretaria General de la AIH- con motivo de la reunión celebrada en Salamanca (19-21-VI-1991), por iniciativa de la FDS, entre hispanistas del Este de Europa e «hispanistas» españoles, en el que estuvo presente. Allí fue informada de cómo la FDS estaba dispuesta a financiar el viaje al congreso de Irvine de varios hispanistas del Este, pero sobre todo a apoyar "proyectos humanísticosque valoren el papel de España en el mundo»; de ahí, la pregunta que, el 30-VIII-1991, hizo a la JD : "¿anudamos relaciones con la Fundación Duques de Soria?". Aprobada la idea de un acercamiento, en enero de 1992, fue informada la JD de que la FDS estaba de acuerdo para que la AIH tuviera en ella una sede permanente, y tras la adopción por la FDS en su sesión plenaria de 12 de mayo de 1992 del acuerdo de establecer un vínculo permanente de colaboración con la AIH, a propuesta de la JD, la AG de la AIH celebrada el 27-VIII-1992 en Irvine, donde la FDS auspiciaba una sesión dedicada a Antonio de Nebrija, después de recordar que «en el momento de su fundación (1962), la AIH rechazó tener una sede en España por motivos históricos evidentes» y que «hoy le parece muy oportuno tener tal centro de enlace», aceptó la «generosa oferta» de la FDS, pidiendo a la próxima JD que concretara esta posibilidad. También aceptó el principio de editar un boletín informativo, con el apoyo de la FDS. Tras varias reuniones de trabajo entre la nueva secretaria general de la AIH, Lía Schwartz, y José M a Rodríguez Ponga, secretario general de la FDS, sobre el proyecto de convenio y su aprobación por la JD, será firmado el convenio definitivo por el presidente de la AIH, A. Deyermond a finales del otoño de 1993.

 

[38] «Aclaraciones y propuestas acerca del procedimiento electoral» (8-XII-1989).

 

[39] Los destacados socios, que la componen, son elegidos por la JD, pero no son miembros de ésta. Tienen la responsabilidad de completar y equilibrar las nóminas presentadas a la elección de los socios presentes. Pueden introducir cambios y añadiduras, después de la primera votación, con vistas a alcanzar la justicia distributiva deseable. Sus sucesivos presidenteso miembros fueron : L. García Lorenzo, en 1986, J. López Morillas, J. Lope Blanch, M. Morreale, A. Redondo y F.Pierce en 1989; A. Redondo, con B. Ciplijauskaite, A. Hermenegildo, M. Horanyi y E. de Zuleta) en 1992; G. Grilli, J. Fernández, M. E. Lacarra, F. Carrasco e I. Lerner, en 1995; J. Fernández S. J., L. Dolfi, A. González, R. Walthaus y G. Sabat (ausente) en 1998; M. C. García de Enterría, P. Civil, J. Diego Vila, R. Walthaus y L. Mirrer, en 2001.

 

[40] Ya en 1989, notaba G. Siebenmann que la participación de los socios en este proceso es más bien minoritaria («lo contradictorio que resulta ser semejante abstencionismo frente al nerviosismo y la latente desconfianza en nuestras asambleas electivas es algo que me deja perplejo», decía). No se sabe si la medida técnica adoptada en Nueva York (JD de18-VII-2001) de facilitar un sobre con la dirección del Secretario general para agilizar el envío de las papeletas de propuestas por parte de los socios, conseguirá contrarrestar esta preocupante tendencia, que también afecta, aunque en mucho menor medida, la participación en las asambleas generales y en las votaciones.

 

[41] De estas mesas electorales compuestas de tres miembros (dos designados por la Asamblea general y el presidente designado por la JD), fueron presidentes F. Pierce en 1986 y 1989 , B. Mariscal en 1992, G. Ribbans en 1995, J. Amor y Vázquez en 1998, M. Swislocki en 2001.

 

[42] «EL S. G. tendrá así tiempo para escribir a quienes hayan recibido más de tres propuestas, solicitando no sólo su aprobación, sino también un «currículum abreviado que podrá reproducirse oportunamente y entregarse a los socios a comienzos del congreso».

 

[43] Aunque no siempre consta el dato en las actas de las sucesivas AG, la participación en las elecciones el número de votantes siempre queda bastante por debajo del número de congresistas: en Berlín, por ejemplo, 219 papeletas para 350 congresistas, en Barcelona, 183 papeletas para más de 400 congresistas…

 

[44] Por ejemplo, en el trienio 1992-1995, de las 47 instancias de becas para el congreso de Birmigham, se seleccionaron 14, para luego someterlas a la FDS. 

 

[45] Las comunicaciones dedicadas a la Edad Media y al Siglo de Oro representaron sucesivamente el 38% del total en 1986 y un 29% en 2001 (33% en 1989, 36% en 1995, 30% en 1998) ; a los siglos XVIII-XX: 33% en 1986, 34% en 1989, 26,5% en 1995, 42.5% en 1998, 27% en 2001; a Latinoamérica: 22% en 1986, 25% en 1989, 31,5 en 1995,17% en 1998, 32% en 2001; con una participación estable de la Lingüística: 5%, 7% (con la poética), 6%, 4%, 6,5%.

 

[46]  «Todavía haría falta establecer un espacio o ambiente apropiado para ampliar la discusión generada por las lecturas de las comunicaciones» ( BAIH ,1/94 p. 8).

 

[47] Son normalmente 6(Lingüística, Literatura Medieval, del Siglo de Oro, Peninsular moderna y contemporánea, Hispanoamericana, Historia) aunque pudieron ser 5 y se contempló la posibilidad de elevar su número a 8, pero también pudieron reducirse a 5 ó 4 por ausencia de un conferenciante.

 

[48] Entre 1986 y 2001, los plenaristas elegidos fueron 9 hispanistas de EE-UU, 9 de España, 5 de Francia, 3 del Reino Unido, 2 de México, 2 de Italia, uno de Alemania, Bélgica y Rumanía, con un creciente protagonismo de las hispanistas: una tercera parte, cuando entre 1962 y 1986 sólo tres de las 48 conferencias plenarias fueron leídas por mujeres.

 

[49] En el  Boletín de la AIH, se han publicado algunas necrologías de hispanistas.

 

[50] Por cierto, convendría archivar todos los artículos publicados con motivo de los congresos y demás (también las declaraciones a la radio y a la televisión), y los reportajes a que dieron lugar.

 

[51] Sebastián Neumeister ( Actas 86 ), Antonio Vilanova ( Actas 89 ), Juan Villegas ( Actas 92 ), Trevor D. Dadson, con la colaboración de sus colegas Flitter, Odber, Ward y Whicker ( Actas 95 ), Carlos Alvar y Florencio Sevilla ( Actas 98 ), e Isaías Lerner, Robert Nivel y Alejandro Alonso ( Actas 01 ).

 

[52] Lamentará mucho la Secretaria general de entonces que «por primera vez en la historia de la AIH no se publiquen todas las ponencias plenarias» (13-VII-93).

 

[53] Desde su Primera circular a la JD de 15-XII-1986, y luego en la 2 a circular a la JD de20-XI-89 y en la 3 a de 15-II-1990, por ejemplo.

 

[54] Una presentación del n°8/01, a cargo de la misma Aurora Egido, ya presidenta de la AIH, también se ha hecho en Soria, con una rueda de prensa.

 

[55] En esta ingrata pero utilísima labor han colaborado S. E. Szmuck, sustituida en el n° 9/02, por S. Byrne, y L. Mirrer («Crónica del hispanismo») para Estados Unidos; P. Bly sustituido, a partir del n°5/98, por K. M. Sibbald, para Canadá; B. Mariscal Hay y G. Martín, O. Villalpando, Y. Jiménez de Báez, L. Franco Bagnouls, y de nuevo, a partir del n° 7/00, B. Mariscal con la colaboración de R. Adrián Romero Uscanga y, luego, J. Klescova, para México (y Centroamérica); E. Forastieri Braschi, L. López Baralt, con A. López García, B. Cruz Sotomayor, H. Cortés Morales, M. Meléndez, J Becerra, M. L. Duncan, hasta el n° 7/00; J. Diego Vila para Suramérica y luego Argentina y Uruguay; A. R. Esteves, para Brasil, a partir del n° 2/95; T. Hampe Martínez, para Perú, a partir del n° 3/96; B. Bruni Celli y R. Lovera de Sola para Venezuela (n° 6/99); M. González Quiroz, para Chile (7/00); A. Ramírez para Colombia, en el n° 8/01. Para Africa han colaborado, desde el n° 2/95, C. Maree (Sud Africa), A. Arriagada de Lassel (Argelia, 1/94), A. Abi Ayad (Argelia, Marruecos, Túnez, desde el n° 3/96) y, para Egipto, E. Younes (7/00) y M. El Sayad (9/02). De Asia llegaron informaciones, sobre Corea, por parte de J. Fernández(1/94), Rah, Inja (1/95) y Na Sogjoo (7/00), sobre India por parte de S. Prasad Ganguly, para todos los números, de Israel, por parte de F. F. Goldberg, sustituida para el n° 6/99 por A. Dorón, sobre Japón por parte de Shoji Bando, y en el 8/01 J. Fernández, sobre Taiwan por parte de L. Vicente (2/95), y por fin, sobre Armenia , por parte de V. Sarkisian, desde el n° 8/01. Para Europa han colaborado C. Strosetski (con S. Hillebrand a partir del n° 4/97), para Alemania y Austria; J. Joset, sustituido a partir del n° 6/99, por R. Lefere, para Bélgica y Holanda; P. Cátedra con un sinfín de colaboradores y la ayuda de M. I. Toro a partir del n° 4/97, para España de donde llegan el mayor número de informaciones; M. Moner, sustituido a partir del n° 7/00, por J.-C. Seguin, para Francia; P. Swanson, G. San Román, M.A. Rees, J. Andrews, H. Aled Lewis, R. Wright para Gran Bretaña, Irlanda y Australia en el n° 1/94, luego M. Johnson (2/95 y 3/96), y a partir del n° 6/99, T. J. Dadson, con la colaboración de G. West y A. Kapcia; L. Scholz para Hungría (desde el n° 7/00); M. Rosso Gallo, sustituido en el n° 5/98, por R. Londero, para Italia; Ken Benson para los Países Nórdicos; K. Sabik para Polonia, República Checa y Rumaníay, luego, sólo Polonia; V. Bagnó para Rusia; L. López Molina (1/94), R. Eberenz (2/95 y 3/96), I. d’Ors (6/99), F. de B. Marcos Alvarez (7/00), para Suiza; M. F. Abreu (4/97) y C. Almeida (9/02) para Portugal; I. Zlotescu para Rumanía, desde el n° 9/02.

 

[56] El Boletín de la AIH ya puede adquirirse en las librerías y ha merecido alguna reseña como la M. A. Errazu ( Voz y Letra , XIV, vol. 1, 2003, pp. 160-163) para el n° 9/02.

 

[57] La sección «El hispanismo en el mundo: Bibliografía y Crónica» que al principio publicaba informaciones sobre unos 20 países o áreas, ya lo hace sobre más de 30, 20 de ellos con una casi perfecta puntualidad.

[58] Si para el  Diccionario del uso del español actual un hispanista es una «Persona que estudia la lengua y la cultura hispánicas.  Normalmente referido a extranjeros », para el  Diccionario de la RAE (20 a edición) es hispanista la «Persona que profesa el estudio de lenguas, literaturas o culturas hispánicas o está versada en él».