El hispanismo hoy y su trascendencia internacional.
Antes de llegar a constituirse como campo científico, el hispanismo fue durante mucho tiempo cosa de hispanófilos y, después, la pragmática conjunción de la actividad de unos contados pero cada vez más numerosos eruditos hispanólogos -luego hispanistas- interesados por las cosas de España (más que por las de Hispanoamérica), desde países no hispanófonos[1].
Sobre sus motivaciones no cabe insistir aquí, pero sí conste que, para constituir lo hispánico en objeto científico, hubo que aprender, desde el hispanismo, a distanciar la mirada, para poder calar en la esencia de la lengua, de la literatura y de la historia, y ofrecer algo de provecho para sus propios compatriotas, pero también los españoles y los hispanoamericanos que los leyeran u oyeran.
Con no poca admiración –y a veces, recelo- por parte de estos, se fue estableciendo y cultivando el diálogo entre eruditos y universitarios de los países hispanófonos y no hispanófonos, oficialmente sancionado al constituirse, en 1962, la Asociación Internacional de Hispanistas (AIH) fuera de España, en Oxford, pero con Menéndez Pidal como presidente de honor y Dámaso Alonso como primer presidente efectivo. Le sucederían el hispanista francés Marcel Bataillon y el hispanista argentino Angel Rosenblat, y una ya larga lista de hispanistas de todos los países[2].
Las evoluciones habidas en el mundo hispánico contemporáneo, pudieron, por supuesto, inducir evoluciones en las representaciones y en las miradas y, al inscribirse en el tiempo y el espacio de las democracias europeas, España pero también gran parte de la América del Sur, hicieron que se reajustara la focal y se reconsiderasen el quehacer y los fines del hispanismo: de un no muy lejano hispanismo de sustitución para unos países marginados por su situación política o económica, se ha llegado a un hispanismo de cooperación donde, directa o indirectamente, España pero también muchos países hispanoamericanos, ya marcan la pauta. Con una creciente capacidad por proyectar una mirada hacia fuera, sobre los países vecinos o más alejados y, para los países mirantes las consiguientes adaptaciones reseñadas en la revista Ayer [3], sin renunciar a una visión globalizante de lo español y de lo hispánico donde podía parecer que empezaba a faltar, por la legítima reivindicación de añejas o nuevas identidades.
Hoy en día, el hispanismo internacional -sutil compuesto de tradiciones nacionales y de aspiración a la globalidad- es la conjunción, cada vez más organizada y coherente, de unas multiplicadas e intensificadas miradas, específicas y cruzadas, sobre el mundo hispánico.
A las asociaciones nacionales de hispanistas creadas en los años 1950-80 (Inglaterra, Japón, Francia, Canadá, Suiza, Italia, Alemania, Egipto), se han sumado las de Corea, Polonia, Argentina, Australia y Nueva Zelanda, Rusia, Grecia, Brasil, Noruega –más o menos asentadas algunas ellas-, y Portugal y Benelux acaban de dotarse de sendas asociaciones, favoreciendo la expresión institucional del hispanismo en un crecido número cantidad de países y ámbitos. Sin olvidar las numerosas Asociaciones de Profesores de español en la enseñanza media, como la Norteamericana (desde 1917) o la checa y, por supuesto, las asociaciones temáticas, muchas de ellas internacionales.
El recién publicado « mapa del hispanismo » da cuenta de « la amplia geografía de un hispanismo sin fronteras[4] », presente en un crecido número de países –más de 50- en los cinco continentes, pero aún falta desarrollar la conciencia de obrar como hispanistas en muchos países y universidades hispanoamericanas donde, en las históricas representaciones, el hispanismo queda aún asociado –tal vez- con la dedicación a los estudios sobre la literatura clásica española y, también, ayudar a la emergencia de un hispanismo científico en los países con menor tradición universitaria e investigadora.
En este panorama, la Asociación Internacional de Hispanistas, sin propugnar un Hispanismo de hispanismos ni pretender sustituirse a las legítimas iniciativas de entidades españolas con las que libremente coopera[5], sí procura, como lugar de encuentro y foro de debate, actuar como aglutinador y crisol para una visión cada vez más trascendente y compartida del hispanismo y de sus cometidos, cara a una mayor acrecentada cohesión y coherencia y un mayor impacto en total del Hispanismo. Tras los foros de debate organizados en Nueva York, en 2001, por la Fundación Duques de Soria en el Instituto Cervantes de Nueva York o por la propia AIH, el I Encuentro de Presidentes de Asociaciones Nacionales de Hispanistas celebrado en Monterrey, en 2004, es una contribución más al respecto[6].
El hispanismo internacional es, pues, tarea y preocupación de millares de hispanistas en el mundo entero, organizados o no en asociaciones nacionales de hispanistas o de especialistas de determinados segmentos de lo hispánico, con una gran diversidad de perspectivas y también de aportaciones, todas muy de tener en cuenta, por su interés inmediato o a más largo lazo.
Los hispanistas pueden ser filólogos e historiadores –historiadores de la cultura, sobre todo- lingüistas, teóricos de la literatura o antropólogos, y poner por obra muy variadas metodologías de investigación.
Lo que les une y unifica –su bien común-, es obviamente la lengua española, materna o aprendida, pero siempre directa o indirectamente enseñada e ilustrada : a través de de la filología más tradicional, con la edición de los textos clásicos de las literaturas hispánicas hasta la lingüística y crítica más al uso, pasando por las distintas modalidades de la historia, pero también, para la dimensión más contemporánea, desde el derecho, la economía, la geografía, la ciencia política, con unos « nuevos » objetos como la prensa, el cine o las nuevas tecnologías de la comunicación.
Epistemológicamente, la máxima originalidad del hispanismo tal vez sea la multi o pluridisciplinaridad y la globalidad -como proyecto o de hecho-, de los planteamientos, individuales o colectivos, y de sus objetos. El hispanismo, dentro de su(s) campo(s) de referencia, dialoga con gran cantidad de disciplinas de referencia en el campo de las ciencias humanas y sociales, puestas por obra desde unas investigaciones disciplinar o temporalmente delimitadas, desde distintas tradiciones nacionales, con una acrecentada voluntad de diálogo y comparatismo.
El resultado de tanta actividad es su ingente producción, cada vez más disponible y asequible, gracias a las modernas tecnologías de la comunicación[7].
El hispanismo hoy es, además de un legítimo y a veces asombroso interés por lo hispánico, el obrar conjunto y vario de todas esas miradas cruzadas y entrecruzadas (fenómeno acentuado por la movilidad de los académicos españoles e hispanomaericanos, muchos de ellos asentados fuera de su país de origen), con la idea de progresar en el conocimiento y de hacer progresar a los no hispanófonos hacia un mejor conocimiento y estima de lo hispánico. Para llegar a ser hipanista no basta, por supuesto, entender y hablar el español, es preciso saber de lo hipánico, para producir unos nuevos conocimientos, para proyectarse y actuar, si cabe, como intermediario cultural y mediador : por medio de la traducción o de la expresión de algo hispánico en otros idiomas que el español –incluso en el propio espacio español o hispanoamericano-, pero también bregando por la afirmación y reconocimiento de una herencia cultural y de nuevos y modernos valores.
Por que si, para el hispanismo, el mundo hispánico -la « patria » del hispanista- sigue siendo, como en 1967 decía Dámaso Alonso, « la profundidad de los siglos y la enorme extensión territorial, la geografía y la historia, la unidad y la variedad, los movimientos desde el centro, Madrid, en la época de la colonia, y los que después tienden a cerrar cada cultura nacional sobre sí, en los países hispanoamericanos, y el contacto con tantos pueblos indígenas, de lengua muy distinta con sus lenguas, sus hablas y sus literaturas, fantástico, abigarrado espectáculo, tan digno de atención por la conservación de sus elementos unitarios como por sus variadas innovaciones nacionales y locales[8] », el hispanismo ha de mostrarse atento a las profundas y trascendentales evoluciones que se están operando en su propio campo, con los nuevos equilibrios observables entre los espacios geográficos hispanófonos y en las temáticas científicas, pero también en el mundo.
De los 333 millones de usuarios del español en los países donde es idioma oficial, el 88% de ellos viven, piensan y producen en Hispanoamérica ; se cuentan ya 39 millones en Estados Unidos –casi tanto como en España- y, según anuncia el Ministro de educación de Brasil este país contará con 30 millones de hablantes de español como segunda lengua en poco más de diez años[9]. Más allá de los muchos millares de hispanistas y profesores de español, crece el número de los ciudadanos que en el mundo se han beneficiado de una enseñanza del español -casi 300 000 bachilleres cada año en Francia, por ejemplo-, que no son hispanohablantes propiamente dicho peroque, además de locutores, pueden ser expertos interlocutores o manifestar una mínima sensibilidad por lo hispánico ; llama la atención el que los hispanistas chinos acaben de celebrar su II Simposio, en agosto de 2005, en Pekín... Es responsabilidad de los hispanistas contribuir a que este trascendente fenómeno para la "lengua de Cervantes", no sólo sea un fenómeno pasivamente aceptado y geográficamente cultivado, sino acompañado e interpretado, dándole una dimensión más trascendental cara al posicionamiento internacional del español y de lo hispánico.
Por que, como escribía Aurora Egido, no basta referirse machaconamente a las « cifras rimbombantes de tantísimos millones que hablan español en el mundo »[10], es preciso lograr que a lo hispánico queden asociados unos bienes y valores apetecibles desde distintos horizontes de expectativas, culturales, por supuesto, pero también científicos, tecnológicos, económicos, etc.
El hispanismo no puede contentarse con ser un conservatorio de glorias pasadas por muy efectivas que sean, es su responsabilidad abrirse y apoderarse de las nuevas y diferentes problemáticas: para el hispanismo el estudiar la literatura de la España del Siglo de Oro no ha de excluir el interés por una antropología chicana, pongamos por caso. El próximo XVI congreso de la AIH en París (julio 2007), en la línea de los anteriores, ha de ofrecer más perspectivas al respecto.
También le corresponde, con otros, bregar por la emergencia y promoción -la aceptación y la asimilación es otra cosa- de más emblemas y valores antiguos y actuales vinculados con lo hispánico. Lo destacaba, hace poco, Aurora Egido la lengua española y la cultura hispánica « ocupan muy pocas casillas no sólo en las instituciones y foros internacionales, sino en el tan cacareado canon, que suele ser además de imperativa y clamorosa restricción occidental » y « pese al imparable crecimiento del español, el Hispanismo no deja de ser una ínsula en el panorama de nombres y títulos canonizados[11] ». Lo confirma el canon de facto que viene a presentar la red electrónica de información, según el reciente estudio sobre los « Iconos culturales hispanos en Internet », publicado en el Anuario del Instituto Cervantes 2004[12]. Con evidentes dificultades para lo hispánico por darse a ver y conocer, en una situación en la que España no tiene el monopolio de lo español no ya en la lengua sino tampoco en la cultura. Sin olvidar que lo español puede expresarse a través de otros idiomas propios de España, y que al español le falta aún cobrar más fuerza como lengua científica y técnica y vehículo de expresión y comunicación del conocimiento y de la investigación.
Así las cosas, para el hispanismo es imprescindible seguir con el aggiornamiento de sus planteamientos y prácticas, desconfiando de una cómoda y halagüeña insularidad o peninsularidad, para alcanzar más el espacio público internacional y conseguir un mayor impacto. Valiéndose de su relativa especificidad que está precisamente en « no haberse constituido como coto cerrado, al practicar un fecundo braconnage, para una posterior hibridación, con muy originales resultados a menudo , y al admitir una diversidad de métodos y de tradiciones nacionales »[13] ; inscribiéndose en la historia, para no caer en la tentación de dejarse llevar por las corrientes y tendencias al uso, y poder desenvolverse en un mundo tentado por la uniformización y el « política -o científicamente- correcto ». Desde la conciencia cada vez más compartida de que su quehacer tiene una verdera dimensión geopolítica cuando se viene observando una preocupante propensión a la "unidimensionalización del mundo", coincidente con la legítima afirmación de unos nuevos espacios económicos y culturales.
Cara al futuro, ¿ cómo va a servir -ya que sirve- el ser hispanista ? Demos por asegurado que no desaparecerá la función de vigilia de los hispanismos nacionales, con la necesidad de estudiar lo foráneo, para poder comprenderlo y actuar como nación o como ciudadano, incluso dentro de un espacio institucional ampliado y más homogéneo. Pero también se puede esperar que, gracias a la pluridimensionalidad y globalidad de su mirada, se privilegie la función mediadora de un hispanismo ya sin fronteras, como productor de un saber sui generis, por supuesto, pero también como pasarela y como instrumento de resistencia y de afirmación de una especie de latinidad lingüística y cultural renovada, en un mundo en vías de una preocupante uniformización.
El hispanismo es una « posición espiritual », « deseo electivo y voluntad de trabajo », decía Dámaso Alonso[14]; pero también es profesión y conciencia, y, como partícipes de la producción de conocimientos sobre el mundo hispánico y la construcción y difusión de una renovada imagen de España y de Hispanoamérica en el mundo, siguen contribuyendo los hispanistas, por elección y con pasión, a desfacer los estereotipos y a promover unos nuevos valores susceptibles de afirmar, con más fuerza, la historia y el presente de las realidades hispánicas en el mundo.
Jean-François Botrel (Presidente de la Asociación Internacional de Hispanistas).
(Enciclopedia del Español en el Mundo. Anuario del Instituto Cervantes 2006-2007, Madrid, Instituto Cervantes, 2006).
[1] Véase : Gutiérrez Cuadrado, Juan, « Hispanolimpio. Coloremos el origen de Hispanismo e hispanista », Boletín de la Asociación Internacional de Hispanistas, 10/03 (2004), pp. 17-26.
[2] Véase : Memoria de la Asociación Internacional de Hispanistas (1962-2003), Boletín de la AIH, anejo/1, Soria, AIH/Fundación Duques de Soria, 2004.
[3] Saz, Ismael (ed.), España : la mirada del otro, Ayer, 31 (1998).
[4] Egido, Aurora (coord.), « Mapa del hispanismo », Boletín de la Fundación Federico García Lorca, 33-34 (2003), p. 18.
[5] Sobre todas estas iniciativas, véase el Boletín de la Asociación Internacional de Hispanistas, 11/04 (2005), pp. 19-24. La reciente creación por el Instituto Cervantes de una « Oficina del Hispanista », « con el fin de servir de apoyo a la labor de los estudiosos del mundo hispánico en sus investigaciones, así como a la difusión de sus tareas y actividades » (Instituto Cervantes. Revista del Instituto Cervantes, n° 7 (Nov. Dic. 2005) , p. 41), es una prueba más de este interés de España por el hispanismo..
[6] Véase el Boletín de la Asociación Internacional de Hispanistas, 11/04(2005), pp. 31-38.
[7] Cada año, la AIH publica en su Boletín, una relación de las principales publicaciones habidas en el mundo sobre las lenguas, las literaturas y las culturas hispánicas (unas 2.500 en 2004). Gracias al Instituto Cervantes, pueden consultarse en línea las Actas de sus 10 primeros congresos (www.cervantes,es).
[8] "Perspectivas del hispanismo actual", Boletín de la Asociación Internacional de Hispanistas, 9/02, 2003, p. 43-46.
[9] Apud Humberto López Morales, « Presente y futuro de la lengua española », Instituto Cervantes. Revista del Instituto Cervantes, n° 7 (Nov. Dic. 2005), p. 5
[10] « Arte de tañer fantasía : hacia el horizonte común del hispanismo », in : Bénat-Tachot, Louise, Vilar, Jean (dir.), La question du lecteur. XXXIe Congrès de la Société des Hispanistes Français. Mai 2003, Marne la Vallée, Presses Universitaires de Marne-la-Vallée, 2004, p. 45.
[11] « Arte de tañer fantasía…, loc. cit., p. 45.
[12] Cueto Álvarez de Sotomayor, L., Soler Herreros, J, Noya, J., « Iconos culturales hispanos en Internet (lo que ven los buscadores) », in : El español en el Mundo. Anuario del Instituto Cervantes 2004, Alcalá de Henares, 2004, pp. 126-190.
[13] Botrel, Jean-François, « De hispanistas e Hispanismo », in : Chul Park (ed.), Actas del XI Coloquio internacional de la Asociación de Cervantistas. Seúl, 17-20 de noviembre de 2004, Seúl, Universidad Hankuk de Estudios Extranjeros, 2005, pp. 36.
[14] « Perspectivas… », loc. cit., p. 43.